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¡Elemental, mi querido Guasón! Licenciada María Elvira Bermúdez Natera, la Agatha Christie de México

31/03/2025 - Hace 2 días en Durango Estado

¡Elemental, mi querido Guasón! Licenciada María Elvira Bermúdez Natera, la Agatha Christie de México

Zona de Debate | 31/03/2025 - Hace 2 días
¡Elemental, mi querido Guasón! Licenciada María Elvira Bermúdez Natera, la Agatha Christie de México

Por: Gilberto Jiménez Carrillo

 

Decía Agatha Christie que la mejor receta para la novela policíaca es que el detective no debe saber nunca más que el lector. Recordemos a otra un tanto olvidada mujer mexicana que, como muchas, fue literalmente “de primera”: la primera en recibirse como abogada de la Escuela Libre de Derecho (en 1939); la primera en escribir género policíaco en nuestro país y la primera en crear una mujer detective de toda la ficción hispanoamericana (la ingeniosa María Elena Morán) y, una de las primeras abogadas en México en ser una activa defensora de los derechos de la mujer de su época desde la trinchera judicial, sobre todo en la lucha para lograr que ellas pudieran votar. Se trata de María Elvira Bermúdez Natera, nacida en la ciudad de Durango, en 1916. A los pocos años la familia Bermúdez Natera se vio obligada por cuestiones laborales a moverse a la capital del país. Como abogada —profesión que ejerció de 1939 a 1970—, María Elvira tuvo un importante papel siendo, primero, maestra, apostolado al que dedicó varios años, después como actuaría en la Suprema Corte de Justicia y posteriormente como defensora de oficio en el Poder Judicial Federal, viviendo cualquier tipo de procesos judiciales que la llevaron a ser testigo de la actividad criminal que se daba en aquella época en la capital del país, donde vivió hasta su muerte en 1988. Este quehacer la nutrió, y curtió, de valiosas experiencias que más tarde traduciría en sus relatos policíacos, mismos que comenzó a escribir desde muy joven, aunque sería en la década de los 40 cuando se lanzó formalmente como escritora debutando en Selecciones Policíacas y de Misterio, revista dirigida al género policíaco. En esta década el relato detectivesco tuvo un auge asombroso a nivel internacional, sobre todo por la aparición de fenómenos literarios, como Agatha Christie. A su vez sucedía el apogeo del film noir, esas películas donde el típico detective de poca plática no suelta el cigarro, el vaso con whisky y la gabardina. Pero no sólo proliferaron películas y novelas que dejaron de echarle la culpa del asesinato al infalible mayordomo, para ir por tramas más inteligentes, verosímiles, inteligentes y de una complejidad psicológica más aguda, también brotaron a pasto abierto revistas especializadas en casos policiacos. No olvidemos el detective Auguste Dupin, creación de Allan Poe, o a Sherlock Holmes el rey de la deducción, ese fumador de pipa empedernido, excelente boxeador y favorito de chicos y grandes. Por supuesto México se trepó a la detectivemanía con revistas como la mencionada Selecciones Policíacas y de Misterio, que fue la primera revista dedicada exclusivamente a la narrativa policial y de misterio en nuestro país. La revista Selecciones Policíacas y de Misterio se mantuvo en circulación hasta 1957 y abrió la puerta a jóvenes escritores, como a nuestra María Elvira Bermúdez, o a quien años más tarde revolucionaría el género policíaco mexicano con su relato El complot Mongol (1969). El creador de la revista fue Antonio Helú, pues resulta que la persona que más relatos publicó en la revista de don Helú fue nada menos que la licenciada Bermúdez, quien aportó 58 cuentos, publicado el primero cuando tenía 32 años. la Lic. Bermúdez no sólo escribía relatos policiales, también era una asidua colaboradora de suplementos culturales importantes, como el del Novedades y el de El Nacional, entre otros, además de ser una crítica literaria de respeto y prologar ediciones de obras importantes. Recibía en su vieja casa de estilo inglés de la colonia Roma a muchos amigos, compañeros, desde los viejos, como Carlos Monsiváis, Tenía encanto y sabía escuchar y tenía siempre una risa a punto de estallarle. No se quejaba de nadie identificable, no censuraba más que a las grandes entidades que la habían estorbado: el machismo, la Iglesia y los gringos. Gran trabajadora del misterio María Elvira Bermúdez Natera, su vida sigue siendo en cierta medida un misterio para los durangueños, dado que se desenvolvió principalmente en la capital de la República; espero que esta semblanza de su vida y de su obra contribuya en algo a develarlo, porque en ella se tiene uno más de los valores durangueños.

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