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Greguerías gregarias

03/05/2024 - Hace 8 meses en Durango Estado

Greguerías gregarias

Zona de Debate | 03/05/2024 - Hace 8 meses
Greguerías gregarias

Por: Juan Francisco Arroyo Herrera

Los pasillos, corredores, andadores, jardines, balcones y escaleras del Edificio Central de nuestra gloriosa Universidad Juárez han sido escenario y testigos de eventos de toda índole. A sus aulas concurrieron maestros y estudiantes  protagonistas de homenajes, festejos, huelgas, movimientos estudiantiles, eventos culturales, artísticos, políticos y desde luego docentes. Ha sido semillero de prestigiados médicos, contadores, abogados, administradores, investigadores y gobernantes.

De los actos culturales recuerdo los concursos de declamación y de oratoria a nivel nacional. Se daban cita poseedores del buen decir provenientes de las hermanas entidades federativas. De los concursos de oratoria viene a mi mente uno, en el que el representante, si no me equivoco de Querétaro, en su alocución evocó un pasaje poético, en el momento en que ingresó al patio central, Carlos Ornelas “El Talento”, quien le gritó: “Ahora aviéntate la Chacha Micaila”. El inerfecto continúo sin inmutarse. Palabras después y con un marcado énfasis añadió: “…Porque mientras en nuestro país predominen las indias marías y las chachas micailas, este pueblo seguirá sumergido en su ancestral atraso”.

El suceso me lleva a invocar a don Gerardo Fernández Noroña. Muchos lo critican, otros lo descalifican y habrá enemigos políticos que lo detesten, sin embargo, ajustándome a los cánones de la oratoria, don Gerardo que recientemente en un emotivo mensaje pronunciado en la Cámara de Diputados se despidió, que esta legislatura federal ha llegado a su fin y queda a cargo la comisión permanente; decía don Gerardo ha sido el mejor parlamentario, el más férreo tribuno y el más connotado orador que hayan vistos estas tierras.

Los oradores actuales han eliminado las formas y hasta los fondos que los antiguos daban al discurso, bajándolos al nivel de peroratas, triviales proclamas o arrebatos. Uno de los más grandes de la historia, Cicerón, según los expertos, canonizó las cinco etapas que convergen en del proceso en el proceso retórico: (1) Invento, descubrimiento o heuresis, (2) Disposición u ordenamiento, (3) Elocución u ornato, (4) Acción, aunque otros lo reducen a una terminología más llana: Exordio, exposición o narración, argumentación y epilogo o peroración.

Entonces, no es vano el elogio. Observe con detenimiento las intervenciones de don Gerardo en tribuna, en un acto o ceremonia formales y en todos los casos se ciñe a esa estructura. Inicia con el exordio o introducción manejando con maestría las figuras retóricas y poéticas. Si es el caso, recurre a la ironía, símil, la parábola, el hipérbaton, a los tropos; en fin, a las creaciones de los grandes oradores o en su caso a las licencias poéticas y literarias para enfatizar un punto, un momento, un hecho o cualquier circunstancia, para reforzar sus argumentos. Cuando se requiere, sin recurrir al insulto, la vulgaridad, la mentecatería o baladronada, ridiculiza con elegancia a sus adversarios, cuyas reacciones en cambio rayan en lo grosero, en lo grotesco o en ademanes de cantina.

Su espontaneidad aflora de inmediato. Le platicaré dos casos. Un diputadete, creo de Aguascalientes, creyó lo iba a sobajar y engolando la voz pidió la palabra para inquirir a don Gerardo: “Señor Noroña, ¿qué se siente ser la muñeca fea de su grupo parlamentario?”. De inmediato reviró: “Salta a la vista su misoginia y su desprecio por las mujeres, pues bien pudo decir el muñeco feo. ¡Pero no, no! Le sale lo macho, porque en Aguascalientes son machos, machos”.

En otra ocasión, la boquifloja de Lily Téllez, con su habitual verborrea díjole: “¿A ver dónde está, dónde está? ¡Ahí está, ahí está, el diputado changoleón!”, al tiempo que señalaba a don Gerardo. Sin inmutarse se levanta y palabras más palabras menos le replicó: “Así de miserable es la oposición, hacen escarnio de un hombre en la indigencia, me siento orgulloso de que me comparen con él porque siempre he estado al lado de los humildes y de los desvalidos”. A la siguiente sesión y hasta la fecha coloca al frente a sus nahuales: un chango y un león. Véase entonces cómo no solo maneja el lenguaje oral, sino también el corporal para derrotar a sus contrincantes.

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Juan Francisco Arroyo Herrera

Abogado con maestría en Amparo. Fue reportero de un periódico local y articulista en varios medios.

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