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Greguerías Gregarias

21/06/2024 - Hace 3 meses en Durango Estado

Greguerías Gregarias

Zona de Debate | 21/06/2024 - Hace 3 meses
Greguerías Gregarias

Por: Juan Francisco Arroyo Herrera

Más que un insulto, era un grito de impotencia de los jóvenes y adultos reprimidos en la época del gorilato, como se denominó a los regímenes totalitarios latinoamericanos, como Somoza en Nicaragua, Stroessner en Uruguay, Pinochet en Chile. “Los carniceros de hoy serán las reses del mañana”, era la réplica de los masacrados manifestantes, a los macanazos, bayonetazos o balazos de los soldados que inmisericordemente, acribillaban a los protestantes solo por exigir libertades, justicia, igualdad. Esos presidentes no eran sino marionetas de los grandes imperios, como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España entre muchos otros. Pero aquella proclama carente de retórica y de poetismo, nacida de la desesperación e impotencia del pueblo, como un fuerte grito se extendió por tierras norte, centro y suramericanas. Así, poco a poco, las inclementes dictaduras fueron cayendo. Las naciones de la región eligieron: no comunistas, no socialistas, no derechistas, sino a quienes creyeron atenderían sus reclamos.

El asunto cobra actualidad porque contrariamente a lo que sucedía al inicio del siglo pasado y sus postrimerías, las Américas, para los usuarios del término “geometría política”, giran hacia la izquierda, contrario a la ultraderecha de épocas anteriores. Esto preocupa sobremanera a los norteamericanos, sean demócratas o republicanos, puesto que debemos de recordar que ellos no tienen amigos, sino intereses. Ahí donde ven yacimiento de litio, de oro, de plata, de petróleo; ahí están al acecho para hincar el diente. No se crea usted de lo que diga Trump o Biden, ellos son meros instrumentos de las grandes corporaciones trasnacionales, por eso si nos prometen el oro y el moro, es mera palabrería.

Abordo esto por lo sucedido en los últimos años en Bolivia. Que Evo Morales ya tenía varios años en el poder, que era dictador, que era una amenaza. Señores, esa era la soberana voluntad y terminante decisión del pueblo boliviano expresada en las urnas. Si bien Almagro, que dice ser el representante de la Organización de Estados Americanos, juró y perjuró que hubo irregularidades en el último proceso electoral que arrojó resultados favorables a Evo. Muy pronto fue puesto en ridículo cuando se demostró fehacientemente que las elecciones habían sido cristalinas, pero para entonces ya se había consumado el golpe de estado y trepado al poder Jeanine Añez Chávez, usurpadora que afortunadamente duró un año, aunque su corazoncito pensaba en la eternidad.

Con el paso del tiempo quedó plenamente demostrado que, tras el golpe del estado, hubo intereses extranjeros corroídos por la ambición de apoderarse de las grandes reservas de litio habidas en esa porción del territorio andino. Otra casualidad fue que el derrocamiento de Morales se orquestó en vísperas de la firma del convenio que Bolivia tenía concertada con inversionistas alemanes convencidos de la factibilidad en la explotación del producto, sobradamente comprobada con las incipientes fábricas de baterías eléctricas a base del químico, destinadas a los automóviles y a todo tipo de aparatos cuyo funcionamiento se da a partir de esos dispositivos.

Está por demás documentado el desarrollo y progreso del país sudamericano en el periodo en el que Evo fue presidente de la República, quien empezó por combatir y desterrar el neoliberalismo aplicado desde el Fondo Monetario Internacional, preconizador de que el capital debe estar en manos privadas, lo que a la postre se traduce en una abismal desigualdad, toda vez que el dinero se concentra en pocas manos y de esta forma emergen pocos ricos pero millones de pobres; en tanto que el régimen encabezado por Morales empezó a proteger a los más necesitados para acortar la brecha entre esos dos extremos, lo que logró, en contra de lo que sus detractores sostienen.

En golpes como el perpetrado en Bolivia y mucho antes en Chile con el asesinato de Salvador Allende, desgraciadamente se tienen que acudir a la vileza de tipos apátridas que sin el más mínimo amor a la patria se prestan a los invasores. Según ellos para cambiar el estado de cosas y que lamentablemente se dedican a focalizar la actividad económica en sujetos colocados cerca del poder y consecuentemente favorecidos por los gobiernos en turno. En el caso de Morales, al más radical estilo de los cincuenta o sesenta se recurrió a las fuerzas armadas para forzarlo a que dimitiera y a la postre asesinarlo, lo que se hubiera logrado si no es por la intervención de México que ofreció asilo político a él, a su gabinete y a quienes estuvieran en peligro de muerte como consecuencia de la asonada. En el caso que nos ocupa fue un tal coronel Kalimán, quien sirvió como ariete para abrir las puertas del Palacio Nacional de Gobierno. No fue nuestro Kalimán que todos los mexicanos conocemos, sino un neo gorila al que además de todas sus limitaciones físicas y morales le faltó mucha, mucha serenidad y paciencia.

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Juan Francisco Arroyo Herrera

Abogado con maestría en Amparo. Fue reportero de un periódico local y articulista en varios medios.

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