Greguerías Gregarias

Por: Juan Francisco Arroyo Herrera
Eran las postrimerías de sus respectivas administraciones como gobernadores de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Colima, Chihuahua y Aguascalientes. Constituyeron un comando para enfrentar, según ellos, las decisiones en materia hacendaria, fiscal y participaciones, porque a su parecer lesionaban las aportaciones que el gobierno federal entregaba a las entidades federativas.
Se denominó Alianza federalista y la componían Francisco Javier Cabeza de Vaca, el tristemente célebre Jaime Rodríguez Calderón, Miguel Riquelme, Aispuro Torres, Silvano Aureoles, Enrique Alfaro, Diego Sinhue, José Ignacio Peralta, Javier Corral y Martín Orozco. La iniciativa originalmente fue de Javier Corral, pero muy pronto se dio cuenta que sus invitados despedían un insultante hedor y pretendían otro tipo de ventajas por lo que se desafanó y dio paso a un acercamiento con la Cuarta Transformación hasta que se incorporó a la misma.
En su día dijimos públicamente que de la mayoría de tales políticos se presumían relaciones, compañías y amafiamientos muy cercanos a la Ley Federal contra la delincuencia organizada y otras actividades no muy lícitas, que tarde o temprano los harían sujetos y objetos de las manos de la justicia, amén del descomunal saqueo que estaban haciendo a las arcas de sus respectivos estados.
Muy pronto el tiempo nos dio la razón. A Cabeza de Vaca se le vinculó descaradamente con un peligroso cartel que operaba en tierras tamaulipecas. El Bronco ni se mochó las manos, ni metió a la cárcel a los delincuentes, y en cambio, fue depositado en las mazmorras de un centro penitenciario por el actual extravagante gobernador de Nuevo León. Riquelme la libró y con el amparo de Rubén Moreira fue a parar a una de las curules del Senado de la República.
Aunque en su momento se afirmó que el asunto correspondiente a nuestra tierra, se ventila en instancias federales que se ha querido endilgar la cuestión al mandatario estatal, en vez de que quienes se consideren indignados, preocupados o interesados, enderecen sus baterías a la Capital de la República. De Michoacán ni qué decir, el exgobernador que en su nombre encierra un galimatías, anatómico – lingüístico – místico y zootécnico. Su nombre hace referencia a cierta habilidad de los arrieros que silban o chiflan a sus animales, pero lleva un vergonzoso sufijo referente a la parte media posterior del cuerpo humano.
Aureoles es un insulto, puesto que la aureola está reservada exclusivamente para los santos y el tipo es todo lo contrario, un verdadero demonio. Por último, el pobre conejo deberá sentirse ofendido porque ese delincuente lo lleva como apelativo. De él hasta este momento, bajita la mano, señalan los michoacanos que se birló cinco mil millones de pesos, parte de los cuales destinó para financiar el juguete de Brozo, Loret de Mola y Roberto Madrazo “Latinus”, que pretendía ser una plataforma que esos payasos convertirían en ariete para socavar, primero la administración del camarada AMLO y luego la de la compañera Claudia, lo cual “se les cebó” y por el contrario están en la mira de la UIF.
Resta hablar del guanajuatense Diego Sinhué, que dejó ardiendo ese industrioso estado, con el más alto índice de homicidios violentos y bajo el dominio de bandas delincuenciales.
De los otros es ocioso siquiera mencionarlos, pero de que fue una comalada de nefastos ampones no cabe duda alguna, esto ya está demostrado, pero seguirán surgiendo muchas más pruebas.