GRUEGUERÍAS GREGARIAS
Por: Juan Francisco Arroyo Herrera
Qué le parece si este día comentamos algo, alejados del bullicio y de la falsa sociedad (como dice José Alfredo Jiménez en “El Hijo del Pueblo”). Algo más eufónico, más agradable, más humano que los temas mundanos de la economía, la política y esos menesteres. Lorenzo de Monteclaro es digno de mención, pero también de encomio. Es uno de esos raros casos que, dicho sea con todo respeto, surgen de la nada, sin padrinos, sin publicidad, sino llevando solo su tesón por delante. Del rancho a la ciudad y a los grandes escenarios, no sin pasar vicisitudes. Logró subir a la cima, al cenit, gracias a su sencillez y a que tiene los pies puestos sobre la tierra.
Empezó profesionalmente grabando en Discos Larga Vida (DLV), de Monterrey, Nuevo León. Pero fíjese que al principio y conforme el estilo y corte de la disquera, en todos sus acetatos incluía un mínimo de dos boleros. Las canciones rancheras que lo hicieron popular fueron “Aguanta corazón” y “El ausente”, y junto con ellas fueron incluidos los boleros “Compréndeme”, de María Alma, y “Afrodita”, de Gilberto Urquiza, aunque después se extendiera más su fama con melodías como “Abrazado de un poste”, “Ese señor de las canas”, cuando se cambió a la extinta CBS, olvidándose prácticamente de letras románticas y dio importancia a otros más propios de su nueva faceta eminentemente palenquera. En una tercera etapa, vuelve a cambiar de firma y regresa al bolero, aunque ya no con la misma pasión original, puesto que la “raza” estaba acostumbrada ya a sus festivas o dramáticas canciones y corridos.
En su primer trayecto encontramos algunas de sus producciones en DLV: fíjese nada más: “Esa novia mía”, Te quiero más que nunca”, “Dime que sí”, “No te arrepientas”, “Ojos cafés”, “Amar y vivir” (de la gran señora Consuelo Velázquez), “Lujo”, “Amor de pobre”, “Dolor” (de Chucho Monge), “Perdí el corazón”, “Rondando tu esquina”, “Se fue mi amor”, “Cenizas”, “Nuestro amor”, “Esposa mía”, “Delito de quererte”, “Madre mía”, “Pobre de mí” (de Agustín Lara), “Dos letras”, “Florecilla de amor” (que hiciera famosa el bigotón. Bienvenido granda), “Rojo amor”, “La ausencia” (de los Hermanos Martínez Gil y por favor no llore cuando la escuche), “Besitos de mujer”, “Perdona mi franqueza”, “Perfidia”, “Revancha”, “Cómo una sombra”, “Déjame en paz”, “Desamparada”, “Se acabaron las palabras”, “Maldita suerte”, y mejor ya le paro, no sea que por mi culpa la agarre desde hoy sin límite de tiempo.
Debo decirle que en todos esos éxitos fue acompañado por Don (así con mayúscula) Rogelio Gutiérrez, que junto con Don (también con mayúscula) Pepe González Pérez, director de los Gorriones del Topo Chico, han sido de los máximos saxofones en el ámbito norteño, pero además los mejores arreglistas y adaptadores de las grandes composiciones, a ese género. Me gustaría que escuche usted por ejemplo “Pobre de mí”, “Dos letras”, y no se diga “Amar y vivir”, con esos tres botones de inmediato se dará cuenta de la calidad de músicos. Lorenzo, hizo dueto con otro de los grandes del norte; Chucho Rodríguez, habiendo formado “Los dos”, que duró muy poco, pero entre sus creaciones está “Voy gritando por la calle”, de Fernando Z. Maldonado; le sugiero la escuche, pero sin chillar. Juntos grabaron “Aquel amor”, de Agustín Lara; así como “Me voy lejos”, “Es amor” y “Mal pagadora”, entre otras.
En CBS tiene un disco de boleros acompañado por banda: “Amor perdido”, “Como un perro”, “Desesperanza”, “Sabor de engaño”, “Falsa”, “Mazatlán”, “Sacrificio”, “Te quiero”, “Sentencia” y “Desvelo de amor”. En PolyGram se acordó de sus viejos tiempos y volvió a introducir boleros: “Libro abierto”, “Enamorado de ti”, “Llorar, llorar” (que originalmente fue ranchera y le hizo un arreglo como bolero), “Cuando dos almas”, “Lámpara sin luz” y “Como buenos amigos”. Como verá, no es 100 por ciento dicharachero, sino que podemos clasificarlo como híbrido, ya que en su stock musical ha sido benévolo con el bolero e insisto en que es de admirársele, pues no obstante las bandas, el pasito, “El mechón”, y esas cosas raras que surgen; a casi medio siglo sigue en el gusto del público. Por ello, es más que merecido el homenaje que en días pasados le hiciera el pueblo de Durango. De esos paisanos sí queremos.