Por: Iván Ramírez M.

Si los procesos electorales los ves como concursos de “miss simpatía”, en ese momento quien ha perdido eres tú.

La sonrisa, el abrazo, la despensa, el tinaco… el verlos y escucharlos por todos lados y a todas horas cuesta dinero y ese dinero se debe pagar, lo cual normalmente se hace con dinero público o posiciones en el gobierno.

Sí, está bien eso de “agarra lo que te den, es tuyo”, pero la decisión que tomes deberá ser todavía más inteligente y menos emocional.

¿Por qué Durango no sale de este retraso, de este agujero que ya cala en el bolsillo? Una de las razones ha estado siempre en nuestras decisiones, pues hay corresponsabilidad del que vota y el votado.

Conozco una familia que ha vuelto tradición juntar sus credenciales de elector cuando llegan las elecciones y ofrecerlas al mejor postor, y hasta festejan sin saber que han hipotecado una vez más y por unos pesos su futuro; han endosado su derecho de facto a reclamar a quejarse en caso de que algo salga mal con el gobierno o su representante popular.

Algunos venden su voto por llevarse unos pesos rápido y otros por una baja autoestima electoral al creer que la credencial de elector es solo un plástico o un documento para hacer trámites y votar de vez en cuando, siendo un poder real al que temen los grupos políticos perpetuados en el poder. Por eso gastan tanto dinero, te sonríen, abrazan, ofrecen empleo y hasta quieren bailar contigo y hacerte hasta compadre o comadre con tal de que la sueltes. Aunque pasando la elección solo se acordarán de ti cuando le manden un “pinchiurriento” pastel al ahijado. Vamos, nada que no sepas ya.

A Durango lo hipotecan desde las precampañas y campañas, porque ese dinero no sale de sus bolsas y quien le invierte no pedirá lo mismo que metió, sino el doble o el triple, pues se trata de una inversión. Quien le metió, pedirá espacios y por eso hay casos en los que no pueden quitar un director o secretario, así sea el más corrupto, pues su posición fue un compromiso con los patrocinadores. Por eso el dinero escasea cuando hay que atender las necesidades de la población.

El costo de una campaña no se paga ni con el sueldo total de un presidente municipal durante 50 años y por eso el pueblo es quien termina pagando todo eso.

Date cuenta el poder que tienes como ciudadano, ve las decenas de millones de pesos que han gastado y gastarán solo para que uses a favor de ellos lo que guardas en la bolsa, en la cartera, lo que pones encima de la repisa o dejaste empeñado en el expendio… sí, tu credencial de elector.

Usa ese poder pensando en tu familia, o si no es así, nomás no te quedes en la casa viendo televisión el día de la elección, de perdido sal a votar y así párteles “la mandarina en gajos” a los que ya sabes.  Digo, es una opción.