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Los pipiolos de Durango… y de México

08/04/2024 - Hace 9 meses en Durango Estado

Los pipiolos de Durango… y de México

Zona de Debate | 08/04/2024 - Hace 9 meses
Los pipiolos de Durango… y de México

Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Una denominación coloquial habitualmente despectiva de la palabra pipiolo se refiere a un joven, ingenuo y sin experiencia. Con ese nombre se conocía en Chile durante la primera mitad del siglo XIX a los miembros del bando político liberal. Sobre el origen del nombre, que en español significa simplemente «sin experiencia«, circulan las siguientes versiones, que en todo caso no son contrapuestas. La primera se refiere a un significado particular de la palabra utilizada en años anteriores en Chile. Con el apodo burlesco de pipiolos se designaba a los hombres sin posición fija, inquietos y movedizos. La segunda versión se relaciona una historia supuestamente acontecida en Santiago de Chile en las primeras décadas del siglo XIX: El nombre de pipiolos se atribuye a los concurrentes que asistían a una fonda o cafetería y a los mirones o a los que pedían barato, les habían puesto por apodo el nombre de pipiolos, por relación al grito de “pio pio” con que los pollos parecen solicitar su grano. Cuando el que llegaba ordenaba al mesero alguna cosa cara como jamón, chocolate o coñac, era pelucón, pero si pedía simplemente café, té o agua, no podía ser sino pipiolo.

Como sea, el nombre hacía alusión a la participación en el bando liberal de ciudadanos sin mayores contactos en alta sociedad. Este hecho era interpretado, por parte de sus adversarios, como una irrupción de advenedizos en temas que no les eran propios. Los pipiolos eran personas sin gran fortuna material, supuestos haraganes, tahúres y arribistas. ¿Qué pasa con la clase política del estado y del país, por qué gran parte de sus miembros se comportan y tiene todas las características de pipiolos? Las campañas políticas que se avecinan en Durango no serán una batalla política de izquierdas y derechas, sino una disputa entre advenedizos, arribistas, que no tienen vocación o ideología política, que han sido azules, verdes, morenos o amarillos y después cambian de chaqueta, dan una maroma y vuelven a ser azules, verdes, morenos o amarillos, según les convenga. Con el apodo burlesco de pipiolos, se designaba a los hombres sin posición fija, inquietos y movedizos, así son estos personajes, unos vulgares y simples pipiolos, porque ni modo que sean pelucones.

Los políticos más veteranos, esos que se enorgullecen de su actividad, detestan profundamente a estos pipiolos, que sin saber casi nada de la cosa pública, hablan ligeramente de cualquier asunto ignorando la complejidad de los problemas. Se convierten en senadores, diputados federales y locales, bueno, hasta regidores. Los pipiolos de Durango y de México ignoran que la política es un oficio que merece ser ejercido con profesionalidad, lo que implica abandonar la tentación de la improvisación. Para ser cirujano hay que estudiar, dedicarle tiempo a la formación, entrar al quirófano y saber operar. Como son pipiolos, su trayectoria no es para nada digna de ser analizada. Muchos de ellos no han sido exitosos en casi nada. La inmensa mayoría pasan al olvido sin pena ni gloria. Su proyecto es tan mediocre e inexistente que, si no fuera por las burradas que dicen, hacen y declaran, pasarían desapercibidos.

La aparición de políticos pipiolos es un fracaso para el estado y para el país. La participación de políticos mediocres siempre traerá consecuencias nefastas. Cuando los puentes se caen, los ingenieros sufren porque su profesión se ve cuestionada, la confianza disminuye y el pánico se apodera de la gente. Cuando los pacientes se mueren de enfermedades que se pueden curar, se pone en duda la capacidad de los médicos y la medicina como profesión se cuestiona. Cuando los niños no aprenden las lecciones en la escuela, se cuestiona a los maestros y se habla mal de sus capacidades. En cambio, la política es la única profesión que se beneficia de hablar mal de ella misma. Cuanto más desprestigiada, más se lucran los políticos tradicionales que la controlan. Es asombroso cómo cada escándalo de corrupción termina fortaleciendo a los politiqueros de siempre, y por si eso no bastara, ahora a los pipiolos. De ahí la importancia y la urgencia que personajes de probadas cualidades y honorabilidad participen en política, sin embargo, hay que reconocerlo, los ciudadanos somos los responsables que muchos pipiolos sigan en el poder y otros anden tras él. La política tiene que volver a ser atractiva para aquellos que sienten que Durango y México tienen arreglo… pero sin pipiolos.

 

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