Por: Margarita Valdez

La historia fundacional de nuestro país nos habla de los pueblos originarios que habitaban antes del periodo de la Colonia en nuestro territorio, por ello es relevante reconocer, en el caso de Durango, que este año el Gobierno federal determinó reconocer, proteger y preservar como sitio sagrado el Cerro Gordo.

La relevancia del decreto presidencial es que declararlo como sitio sagrado se debe a que es el punto central de las peregrinaciones que hacen los Tepehuanos del Sur, Wixáricas, los Mexicaneros y los Coras, es decir, cuatro de los cinco pueblos originarios que habitan en territorio duranguense (los otros son los Tarahumaras que tienen presencia en los municipios del norte).

También el decreto anunciado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, incluye proteger de agresiones a los indígenas de Durango y de otros estados del país, lo cual significa que se contará con un catálogo de sitios sagrados, es decir, una herramienta legal para salvaguardar su posesión, ya que por siglos la población indígena se ha enfrentado a invasiones y despojos de sus tierras, recordemos lo ocurrido en el litigio agrario de Bernalejo de la Sierra hace más de tres sexenios.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), un total de 45 mil indígenas son habitantes de nuestro estado, de ellos 30 mil viven en el municipio del Mezquital.

De forma particular, Cerro Gordo, ubicado en San Bernardino de Milpillas, perteneciente al municipio de Pueblo Nuevo, es simbólico para quienes hablan O´dam como lengua materna, ya que significa el “Padre de todos”, y es el lugar más poderoso porque ahí se forma todo en su cosmovisión.

Con base en lo anterior, es relevante reconocer nuestro origen en los pueblos originarios y cuidar que sus lugares sagrados sean protegidos y resguardados para que realicen las ceremonias que son parte de su cultura.