También Leonor Llausas era de Durango

Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Originaria de Durango, donde nació el 3 de agosto de 1929, Leonor Llausas Tostado estudió actuación con el maestro Seki Sano. Hizo su debut como actriz en 1952 en la obra Un alfiler en los ojos de Edmundo Báez. Al año siguiente debutó en cine en la película El vagabundo junto a Germán Valdés «Tin Tan». Tuvo una destacada carrera como actriz de cine y televisión, actuó en películas como Ensayo de un crimen de Luis Buñuel, Los Fernández de Peralvillo, basada en la obra homónima de Juan H. Durán y Casahonda (por el que ganó un Ariel a Mejor Actriz), Talpa, Los albañiles, Que viva Tepito, Veneno para las hadas y El imperio de la fortuna entre muchas otras. En televisión destacó en telenovelas como La hiena, Juana Iris, Dulce desafío, Madres egoístas y El premio mayor entre muchas otras. En 1987, recibió la medalla de honor «Virginia Fábregas» que otorga la ANDA. Su último trabajo como actriz fue en la telenovela Salud, dinero y amor, la secuela de El premio mayor interpretando a Doña Anita, la madre del protagonista. En 1999, la mujer por la cual había sido edificado el Teatro Insurgentes, que tuvo anillos de brillantes de 6 y 8 kilates, que fue dueña de una casona en la colonia Narvarte y otra en Cuernavaca; que tenía 1 de los 3 cadillacs que existían en México, que se casó con Jodoroswky y 4 hombres más, vivía en un hotel donde pagaba 240 pesos diarios por una habitación sencilla. En ese entonces, así platicaba sobre su situación y sobre su extraordinaria vida: «Vivo aquí porque en un departamento me moriría de soledad, acompañada por una sirvienta que sí estoy agonizando ni caso me haría. Aquí estoy sola pero acompañada a la vez; sé que cuando levanto el teléfono siempre hay alguien que conteste” «Llegué a la ciudad y trabajé en una florería quitándole las espinas a las rosas por un peso al mes, pero no me alcanzaba con eso. Un día pasé por el cabaret ‘Minuet’ ubicado en un sótano en la glorieta de Colón y necesitaban una cigarrera. Tony Aguilar me contrató y ese lugar cambió mi vida. Un día me dijeron te llaman de la mesa 18 y ahí estaba sentado un tipo con un ‘savoir-faire’ muy particular, con dos tipas de cada lado, a quienes se les notaba por encima de la piel lo que eran. Él era Chucho Dávila, me pidió cigarros para él y sus acompañantes y me pagó con un billete de 500. Le dije que no tenía cambio y me dijo que me quedara con el resto. Pensé que estaba borracho y que al día siguiente me acusaría de ‘ratilla’. Así que regresé e insistí, pero él también, y me quedé con 482 pesos de cambio.» «Chucho iba todas las noches y se empezó a portar muy bien conmigo, a pesar de que fui hosca con él, sabía cómo tratarme, y con dinero hasta guapos los ves. Yo tenía 15 y el 57. Me sacó de trabajar y como yo era ignorante e inculta pues solo había estudiado hasta tercero de primaria, me puso a estudiar historia universal, idiomas, esgrima, danza y actuación con Seki Zano. Estudié junto a Miroslava, Wolf Ruvinskis, Rosaura Revueltas, Yolanda Mérida y María Douglas, una encantadora mujer a quien no comprendieron nunca.» «Chucho era mi novio, protector y amigo. Fue revolucionario, banquero, compadre de Miguel Alemán, amigo de Orson Wells y Aristóteles Onassis. Así como otras mujeres pedían gasolineras, yo pedía un teatro para que fuese mi tarjeta de presentación ante los cretinos de mis compañeros. Además, le dije a Chucho que sí construía el teatro pasaría a la historia y así fue que me construyó el Teatro Insurgentes.» «Yo era muy bonita y segura, aunque pecaba de soberbia. Me codeé con gente de muchísimo dinero, con los intelectuales más brillantes: Salvador Novio, Carlos Fuentes, José López Portillo y Rojas, padre del ex presidente.» «En México solo habían 3 cadillacs: el de Miguelito Alemán, el de María Félix y el mío. Me vestía con lentejuelas y zorros blancos.» «Después de 16 años le pedí a Chucho que se divorciara y se casara conmigo y no quiso, por lo que yo no quise ya ser su amante y vendí todo y tiré el dinero. Pensé que resurgiría como el ‘Ava Fénix’ y no sabes la soba que me acomodé.» «Mi primer marido fue Rafael Estrada, quien fue mi maestro en la Academia Andrés Soler, pero un día le di una patada y lo saqué de mi vida. El segundo fue el gran pillo Ramón Bugarini, era propietario del Cabaret 77 donde se hacían unas orgías peores que Sodoma y Gomorra. El tercero fue el Alejandro Jodorowsky, que tenía un magnetismo animal, como de diablo y del cuarto y quinto ni me acuerdo lo cual significa que estoy sanando emocionalmente.» «Conocí a Jack Palance cuando filmó ‘Atila contra Roma’, un hombre altísimo, fuerte, guapérrimo, y me fui con él a Hollywood. Fui su ‘amiguita’ por 10 días y me regresé a México.» «Traté de quitarme la vida hace poco porque tengo artritis deformativa y osteoporosis, y unos días amanezco mal y no quiero dar lástima.»
El 13 de febrero de 2003, la duranguense Leonor Llausás falleció a los 73 años de edad a causa de sus padecimientos. Su cuerpo fue cremado en el Panteón Español
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