Un día en la Historia de Durango… los negocios que levantaron la ciudad

Cultura | 13/06/2021 - Hace 3 años
Un día en la Historia de Durango… los negocios que levantaron la ciudad

Un día en la Historia de Durango

Por: Pedro Núñez López.

En Durango existieron negocios que hicieron de la ciudad el Comercio y este era bastante bueno, con artículos nacionales y extranjeros. Entre los negocios de abarrotes más importantes figuraban Al Gran Núm. 11 del turco y García, luego cambió su razón social por García y Manteca y años después por Anacleto García Hno.

Las Mariposas de Don Julián Medina; El Castillo, de Don Juan Hernández y después de los señores Elizondo; El Hércules de Don Juan F. Paura; La Raya del Norte de los señores López Hermanos.

Otros comercios de menos importancia como Las Carolinas de Don Agustín Olivas, El Marfil de Don Santiago García, Los Diamantes de Don Antonio Calderón, donde ahora es La Conquistadora; El Rayo del señor Corral, El Centro Asturiano y La Costa Cantábrica, comercios de españoles; Don Antonio Araiza y Don Gregorio Reinosa, Comisionistas.

El Naranjo era entonces un tendajón. Con la marcha del tiempo se conocieron otras grandes casas comerciales de abarrotes: El Nuevo Castillo de los señores Vela Pacheco Hermanos y Cía., La Marina Mercante de Lino Rodríguez e Hijos; El Naranjo de Den Jesús Gutiérrez en crucero de Aquiles Serdán y Pasteur; La Abundancia de Don Pedro Olivas; Don Salvador Salum y Don Jesús H. Elizondo en la compra y venta de cereales; Indalecio y Benjamín García y otras firmas.

Don Juan Pancho Rodríguez quedó al frente del Nuevo Castillo y a poco se quemó todo el edificio, acabaron con él terribles llamas. ¿Un corto? ¿Los ratones? Nadie supo. A la vez teníamos tendajónes por todos los barrios, algunos muy mentados por sus simpáticos dueños y dependientes.

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Por Analco estaba El Sur d Jalisco y La Oclana; por Tierra Blanca El Volcán, Las Víboras, El Madrugador, El Mundo de Colón y Los Tres Amigos; por la calle de Volantín La Brisa y La Campesina; por el barrio de. Ciénega quedaba El Sol que Relumbra de los «pollos» hermanos Hernández. Jesús y Rafael; La Reforma de Don Tomás Mena, La Gran Vía, El Encanto de las Aves y El Vesubio, estos cerca de la Plazuela de Baca Ortíz; por el barrio de San Antonio El Retoño, La Lira de Don Mucio Rosas, El Moro y La Palestina; en el centro La Zacateca-no de Don Ramón Navarro (échale) Las Quince Letras donde ahora está la Cafetería Puerto Rico, Las Glorias de México y La Violeta; al poniente por Pino Suárez Las Moras, El Reloj y La Florida; hacia el norte La Normal; tienditas y tendajónes a donde iban los marchantes del barrio al mandado, a comprar el azúcar, el café, la manteca, el fideo, los tornachiles, ricas semitas de granillo, las bolitas de chorizo de a centavo, la carne seca para el caldillo, en chile colorado, el maíz para las tortillas y el frijol, gastando en toda este recaudo de 20 a 25 centavos, recibiendo de pilón unos agritos o cacahuates; era frecuente comprar un centavo de nueces, de cocos de aceite, de chicle de terrón o bien una soda de limón grosella envasada en frascos gruesos, con un tapón de alambre en forma de gancho que se sumía para abrirlas; este sabroso refresco costaba solamente un centavito. (Tiempos de los Pesos del «Sol» y el «Caballito».

Generalmente todos estos tendajónes tenían cierto olorcito, y uno o dos gatos bonitos, gordos, sobre el mostrador, y debajo de este o en un rincón una ratonera de bote, automática, maravillosa, que ahogaba diariamente de media a una docena de ratoncillos fácilmente. Estas ratoneras tan eficaces desaparecieron. Se veían manojos de escobas popotonas, sopladores, atados de lazos colgados de las hojas de las puertas, docenas de cohetes y abundancia, correas, reatas. Y- sombreros de petate y un depósito con petróleo, sin faltar un anuncio que decía: «…Hoy no se tía… hasta mañana.

Almacenes de Ropa y Novedades con sus dependientes muy «curros», bien vestidos, limpios y aliñados, rasurados y boleados, sumamente atentos y corteses, siempre firmes, tirantes, acomodando y desacomodando, sacudiendo lo ya sacudido si no había clientes.

La Jardinera era uno de estos negocios, la Armería Fuentes; El Surtidor de Don Joaquín Verduzco, asesinado dentro de su establecimiento una noche serena y oscura, tienda que estaba donde ahora se encuentra Benavides en 5 de febrero y Pasteur.

Fuente información: Como era mi Ciudad, Rodolfo (el Prieto) López, imagen obtenida del archivo del INAH en donde se muestra la parte norte de la plazuela Baca Ortiz en 1864.

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