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Niño comenzó a drogarse porque quería ser como su papá

13/01/2021 - Hace 4 años en Durango

Niño comenzó a drogarse porque quería ser como su papá

Local | 13/01/2021 - Hace 4 años
Niño comenzó a drogarse porque quería ser como su papá

*Consumo de drogas inicia a los 10 años. 

Alfredo comenzó a drogarse a los 10 años, porque anhelaba ser como su papá.

«Quería ser como él, que me quisiera», dice el niño quien ahora tiene 12 años y desde que nació su padre está interno en el Cereso número 1 de esta ciudad.

El Centro de Rehabilitación Infantil Analco, es el único especializado en atención a niños y adolescentes en el estado.

De acuerdo con datos del CRIA el consumo de drogas entre niños de Durango inicia en promedio a los 10 años.

La metanfetamina o cristal, ya se encuentra entre la que más utiliza este sector de la población. Esto a pesar de tratarse de una droga dura.

En busca de la serenidad

Alfredo celebró su cumpleaños número 12 en el CRIA, donde ingresó por su adicción a la mariguana, cristal, pastillas, alcohol y solventes.

En el salón de las despedidas, se escucha la oración de la serenidad; «señor concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar…»

Tenía 10 años cuando comenzó a fumar cigarrillo, mariguana, a tomar alcohol y probó drogas duras.

Su mamá, quien pidió a Grupo Garza Limón omitir su nombre, platicó que primero «tomaba cervecitas y luego ya después fueron metanfetaminas, mariguana, solventes».

Antes de salir, Martina Sosa, directora del Centro, le advierte a Alfredo que sus amigos «con los que te juntabas allá están todavía afuera».

«No ha disminuido la adicción (…) te van a invitar a seguir consumiendo».

A sus 12 años, Alfredo se enfrentará al regreso al lugar en el que conoció las drogas, en el mismo contexto que dejó hace tres meses.

Este es uno de los problemas que reduce las posibilidades de rehabilitación entre la población afectada por adicción a drogas. La disponibilidad de las sustancias tóxicas, puede ser en la calle o en la casa, afirma Martina Sosa.

En los niños encontramos que «hay una carga genética, además del medio ambiente, social, familiar, escolar que contribuye al desarrollo de la enfermedad».

Alfredo cuenta su historia

«Mi papá estaba en el Cereso siempre, desde que nací, y desde que estaba chico me juntaba con los más grandes», recordó Alfredo.

Cuando le ofrecieron, admite que le dio curiosidad pero lo que hizo que no pudiera resistirse fue el miedo que le dijeran cobarde.

«Para que no me dijeran que era culo así lo probé», dice.

Esta es la enfermedad de las emociones, así le dicen en el CRIA a la adicción a las drogas, los pacientes arrastran conflictos por traumas o situaciones dolorosas, por esto dicen que el consumo solo es el iceberg.

«Yo tengo un papá que es adicto también, y yo me drogaba para ver que sentía él, para que me quisiera», contó el niño.

«Él ya no se quería levantar para ir a la escuela, perdió el interés en hacer las tareas (…) pateaba una puerta, decía una grosería», refiere su mamá.

Alfredo desarrolló la adicción al experimentar con diversas drogas, una de estas fueron las pastillas de uso psiquiátrico, las robaba de su propia casa.

Pero la facilidad de conseguir cómo drogarse estaba en cualquier parte; «algunos amigos decían que las agarraban de sus abuelas y pues eso era lo que yo hacía», admitió.

Las latas de pintura, las compraba en ferreterías sin restricción alguna.

Consumo progresivo

Martina Sosa, directora del CRIA advirtió que en estos momentos con la pandemia no se ha reducido el consumo, lo que sí ha disminuido es la edad de inicio.

«Hemos atendido pacientes desde los ocho años con consumo de cannabis», destacó, pero actualmente el promedio es de 10 años, la edad de inicio en las adicciones.

«A pesar de ser niños están consumiendo tabaco, metanfetamina», advierte la directora.

Uno de los principales factores de adicción a drogas entre niños y adolescentes es la relación familiar y en el caso de Alfredo así lo reconoce.

Alfredo recuerda que quería ser como su papá, «pero me di cuenta que el mejor ejemplo es mi papá para no seguir sus pasos».

Tras la rehabilitación en el CRIA, el niño reconoce que tiene otro ejemplo, su mamá.

«Es una mujer trabajadora que siempre ha visto por mi hermana y por mi», es el concepto que tiene sobre la señora.

La realidad, es la misma

Al salir del CRIA, el niño regresará al contexto en el que comenzó a consumir. Por lo que la terapia continuará.

«Tienes que tener la capacidad de poner un alto en el camino y estructurar tu proyecto que ya llevas, y decir ya no quiero», es la recomendación en la que le insisten a punto de salir del centro.

Consciente de esto, Alfredo deberá aprender a vivir con esta enfermedad. Por el momento su meta responde a su edad, terminar la secundaria.

«Si se puede», confía el niño, antes de abrir la puerta del CRIA.

Dice que «todo es cuestión de querer dejar las drogas».

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