A pesar de estar en riesgo su vida, adolescentes embarazadas acuden a su primera revisión tras cinco o seis meses de gestación, o incluso cuando están a punto de parir.

La principal causa de este comportamiento es la vergüenza y el miedo a sus padres, afirmó Yesenia Ávila, doctora encargada del modulo del adolescentes «División del Norte».

Este centro se ubica en la colonia con el mismo nombre, localizada al sur de la ciudad de Durango, una de las zonas con más incidencia de embarazos en niñas y adolescentes.

Se estima que de cada 10 adolescentes embarazadas, cuatro acuden al control prenatal hasta los cinco o seis meses, precisó la entrevistada.

Incluso, «algunas van a atención médica a Similares nada más por su acido fólico y vitaminas», advirtió.

La falta de control prenatal pone en riesgo la vida de las adolescentes. La mayoría desconoce los cuidados de un embarazo o presentan infecciones o enfermedades de transmisión sexual, por lo que en ocasiones se debe recurrir a un aborto terapéutico.

La doctora, explicó que debido a condiciones médicas graves, en ocasiones se realizan estos abortos; «se dan cuenta hasta que tienen sangrados abundantes, por no acudir a una atención inmediata».

El temor o vergüenza que manifiestan las adolescentes obedece a la falta de educación sexual en casa e incluso en las escuelas.

Karla Vázquez, trabajadora social del centro «División del Norte», realiza visitas domiciliarias a las familias de algunas adolescentes a las que atienden. En estas se ha percatado de la nula comunicación que tienen sobre el tema.

«Aquí acuden jóvenes a partir de los 12 años ya embarazadas porque su mamá nunca les explicó lo que es en realidad un embarazo, o nunca han tenido una plática de educación sexual», relató.

En promedio los adolescentes en el estado de Durango inician su vida sexual a los 17 años, pero se sabe que en ocasiones mienten con respecto a la edad en que tuvieron la primera relación sexual, ya que a pesar de los esfuerzos el tema todavía es tabú.

La doctora Yesenia Ávila, refirió que, incluso en la clínica orientan a las niñas y adolescentes en cuestiones como la menstruación.

Dijo que, «hay muchas niñas que les llega su primera menstruación y les da mucho miedo porque desconocen qué es , entonces a veces nosotros vamos a enseñarles como colocar una toalla sanitaria porque sus padres nunca les informaron».

Y no solo en los hogares, la falta de información se presenta en las escuelas, en donde maestros y directivos se niegan a educar sobre la sexualidad.

«Todavía hay maestros que se brincan las páginas de sexualidad en quinto y sexto grado», indicó.

Poco a poco los derechos sexuales y reproductivos se han promovido más con la esperanza de que se respeten. Estos incluyen el derecho a servicios de salud sexual y reproductiva, pero todavía hay estados como Durango en donde se desconocen totalmente.

En el caso de los padres, hay algunos que no saben cómo usar preservativos. «Muchos papás y mamás no conocen un condón o les decimos que lo abran y les da asco (…) o dicen que no usaron eso porque estaba prohibido», comentó la doctora.

Pero las adolescentes no solo se enfrentan a la falta de información o información errónea sobre la salud sexual y reproductiva, también se encuentra la violencia que sufren algunas con sus parejas.

Blanca Sánchez, la enfermera que recibe a las y los adolescentes en el centro, relató una de las formas de violencia que padecen las adolescentes.

«Les piden que tengan relaciones sin usar el método (condón), hasta el final cuando ya van a terminar la relación», indicó. La experimentada enfermera ha atendido casos de adolescentes engañadas al momento de tener relaciones sexuales; su pareja les asegura que se colocó el condón, pero no es verdad y termina embarazada.

«Les dicen ya me lo puse y lo rompen dejan nada más la liguita del preservativo y las hacen creer que sí lo traen», advirtió.

Entre la falta de educación sexual en casa, en las escuelas y el abuso y violencia que predominan en estos momentos, el embarazo en adolescentes ha incrementado.

Por ello, en el modulo de adolescentes «División del Norte», uno de los 21 que hay en el estado, se trata de apoyar a las adolescentes, primero para prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual, pero en caso de ya estar embarazada se canaliza a los centros hospitalarios adecuados para que sean tratadas.

Durango ocupa el tercer lugar nacional en embarazo de adolescentes en el país, un problema que implica otros como rezagos en la educación, la violencia y la pobreza.

La doctora Yesenia Ávila, indicó que los padres cada vez han tenido que salir a trabajar más, una situación aprovechada por algunas personas. «A veces por abuso o por querer tener cosas, (los adolescentes) acceden a tener relaciones, o bien por presión de la pareja», alertó.