El cambio climático acabará con el frijol de Durango, las tierras que tenían suficiente limo y nutrientes ya se agotaron, “ahora son piedras”, opinó el ex investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Evenor Idilio Cuellar Robles, durante el programa “El Averigüadero” de Canal 15.

• La siembra de frijol inició en Durango a mediados del siglo pasado, más de 25 mil familias se dedican a este cultivo y se siembran alrededor de 240 mil hectáreas anualmente.
• Este año, a consecuencia de la sequía de años pasados no hay semilla y se sembrarán, a lo mucho, unas 140 mil hectáreas.

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Además del cambio climático, existen otras amenazas a este cultivo que terminará por irse de Durango para dar paso a la siembra de cereales como maíz, cebada, trigo y la avena.

Otras amenazas son la falta de crédito, los comercializadores (coyotes) y los productores de otras especies como el forraje (ganaderos y lecheros). Así como la caída en el consumo per cápita, año con año, los hogares mexicanos están consumiendo menos frijol y optan por otros alimentos.

El cambio climático no tiene retroceso y genera un ambiente frágil, por lo tanto, de seguir con la agronomía agresiva erosionando suelos, en unos años más, en Durango también dejaremos los cereales y daremos paso a los pastos, como estaban estas tierras hace millones de años.

“En la India, en Vietnam, en Asia, hay tierras que tienes miles de años cultivándose y sembrándose; pero el agricultor ve una piedra en la tierra, la toma y la acomoda, cuida su tierra; y aquí no, aquí tenemos una destrucción del ambiente monstruosa”, ejemplificó.

• Falta organización y tenemos gobiernos insensibles 

Además de la participación del ex colaborador del INIFAP, en el «El Averigüadero», también estuvieron: José Luis Caballero Ruiz, presidente de la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR) y Rene Urenda, del Sistema Producto Frijol (SPF).

Para Rene Urenda existen dos problemas, una es la falta de organización de los productores y otra es la insensibilidad de los gobiernos.

Los frijoleros duranguenses no han tenido, por años, un representante que se enfoque en las problemáticas mencionadas, no existe infraestructura para la cosecha de agua (contención y almacenamiento) y se carece de programas efectivos para elevar la productividad.

Una muestra de esta ineficacia, este año se autorizó un programa de refrescamiento de frijol Pinto Saltillo, se anunció -hace un mes- la entrega de 250 toneladas de semilla certificada, incluso, se dio una ampliación de otras 70 toneladas para beneficiar a más campesinos.

Desafortunadamente, y a pesar de tener los tiempos de siembra por vencer, las autoridades no han repartido esta semilla en su totalidad.

“Falta visión del estado y de la federación, hacia el campo de México”, aseveró.

• Falta darle valor agregado e industrializar las cosechas de Durango 

En opinión de Luis Caballero, la baja productividad y en consecuencia el empobrecimiento del campo de Durango, se debe a que no damos un valor agregado e industrialización de las cosechas.

«Ante el cambio climático debemos buscar alternativas y una buena opción son las hortalizas, pero se requiere del apoyo de Gobierno para construir invernaderos y la inversión es cara».

La intervención gubernamental debe ser con financiamientos y asesoría técnica, además de generar condiciones para competir en los mercados, nacional e internacional.

En los invernaderos se pueden controlar variables como el agua y el clima, además de obtener productos orgánicos o semi-orgánicos.

Un reto importante, reconoció, es enfrentar grandes corporativos a nivel internacional que en ocasiones buscan sabotear a los pequeños productores, por esta razón, es importante que existan organizaciones para unirse y tener la fortaleza en el mercado.

Una muestra de unidad para negociar con las corporaciones, dijo, son los productores de cebada que en el pasado sufrían con los bajos precios que les pagaban las cerveceras; se unieron y ahora defienden sus cosechas y también ponen condiciones a favor de los cebaderos.

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