Por: Antonio Gaytán
La crisis agrícola de Durango en producción de granos básicos, como fue el caso del frijol este año, se debe a sus suelos sin materia orgánica, explicó el investigador Jorge Alberto Acosta.
Durango producía un promedio de 120 mil toneladas de frijol anualmente, volumen que ha venido a la baja en años recientes y se culpa al cambio climático de esta situación.
Las lluvias irregulares de este año provocaron un colapso en este cultivo, la cosecha del ciclo primavera-verano 2022 fue de 30 mil toneladas; las pérdidas son millonarias.
El científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Dr. Jorge Alberto Acosta Gallegos, recientemente visitó tierras duranguenses.
«Las lluvias cada vez son menos y se atrasa el temporal; si los suelos no tienen materia orgánica, su capacidad para almacenar humedad para los cultivos en lugar de tres semanas es de una semana y si tienes dos semanas sin lluvia ya afectaste el cultivo», explicó.
Si tuviéramos un 2 por ciento de materia orgánica dura tres semanas la humedad, pero los suelos se han descuidado en Durango y en todo el mundo, independientemente de la crisis del clima.
- La materia orgánica del suelo está basada en la descomposición de los residuos tanto vegetales como animales, contiene células microbianas vivas y muertas, compuestos sintetizados microbianamente y una serie de derivados; es el almacén de todos los nutrientes esenciales de las plantas.
- Los suelos del Durango en promedio tienen el 0.3 por ciento de materia orgánica, muy pobres en nutrientes y en retención de humedad, altamente vulnerables a la sequía.
El investigador Jorge Alberto Acosta Gallegos -actualmente radicado en Querétaro- es un experto en variedades de frijol y en su recorrido por Durango observó un desarrollo desigual de los cultivos, variaban según la región.
Hay tierras de dos toneladas por hectárea y otras, la gran mayoría, con una cosecha máxima de 300 kilos de frijol; extensiones lunareadas, donde pudiéramos decir que las lluvias no son uniformes, pero la calidad del suelo se puede mejorar para ser resilientes al clima.
Debemos invertir en recuperar la materia orgánica, tiene un costo, pero se recupera con mejores cosechas; un 1% de materia orgánica equivale a 30 unidades de nitrógeno y la capacidad retener la humedad más tiempo.
«Tener materia orgánica es como tener dinero en un banco», expresó el científico.
Asimismo, dijo que los investigadores deben trabajar en generar más variedades de frijol y no solo depender del Pinto Saltillo, una muy buena variedad pero que está cumpliendo su ciclo porque hemos descuidado su genética.
No se está usando semilla de alta calidad, se usa grano y hemos mezclado la variedad Pinto Saltillo con otras variedades y ahora se tienen problemas de resistencia y plagas.
El Pinto Saltillo tiene una característica, si lo sembramos el 25 de junio empieza a florear a los 53 días, si lo sembramos el 10 de julio empieza a florear a los 40 días, si lo sembramos el 4 de agosto empieza a florear en 32 días.
Es un ajuste fenológico por su sensibilidad al fotoperiodo, por lo tanto, en siembras atrasadas como paso este año en Durango, tuvimos plantas pequeñas que florearon y su capacidad de producción fue muy reducida.
«Una buena variedad necesita un buen productor que tome las decisiones correctas como mejor el suelo, cuando sembrar, que densidad sembrar y como nutrir la planta; esto no depende de las instituciones, depende del campesino», expresó.
Por su valor y ventajas nutricionales, el frijol es un alimento base en la dieta de las familias mexicanas, por lo tanto, pesar de las condiciones adversas es un cultivo que perdurará.
El frijol ha formado parte de la alimentación de México y lo que debemos hacer es mejorar su producción, con mejores suelos y más variedades, semillas de ciclos más cortos, de diversos tamaños e incluso colores para que sean atractivos para los consumidores.
La crisis agrícola de Durango fue uno de los temas abordados en el programa Aquí hay Campo de Canal 15.