Durango es el tercer productor de mezcal en México, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de la actividad agroalimentaria 2022.

Cabe destacar que el gran productor de mezcal en el país es Oaxaca, de los 14 millones de litros comercializados en ese año, el 91.31 por ciento provienen de esa entidad.

En segundo lugar, está Puebla con el 3.44 por ciento, también destaca Guerrero (0.94%), San Luis Potosí (0.91%), Zacatecas (0.86%), Tamaulipas (0.13%) y Guanajuato (0.06%).

México es centro de origen y diversidad de agaves, de las 210 especies que existen en el mundo, 160 se encuentran en el país y 130 son endémicas.

Las especies que destacan para la elaboración del mezcal son: espadín, espadín con barril, espadín con cirial, espadín con tobala, cuishe, verde y cenizo.

Investigadores de la Sader, así como de instituciones educativas y no gubernamentales, han expuesto que la destilación intensiva de mezcal demanda aproximadamente de seis a 20 kilogramos de agave por litro producido.

Por lo que se requiere reforzar los programas de manejo integral para establecer nuevas plantaciones dentro de los esquemas de la agricultura sostenible, ya que muchas de las especies silvestres se encuentran en peligro de extinción por sobreexplotación.

Sader cuenta con un esquema integral de fomento a la producción, conservación y comercialización de agaváceas; donde es importante la capacitación y orientación a productores para el control biológico del picudo de maguey mediante el uso de feromonas.

Además de promover los sistemas de plantación de doble hilera que incrementa la densidad de población en mil 200 plantas, mitiga la erosión del suelo y controla las malezas.

El agave constituye un recurso fitogenético de alto valor ecológico y social, porque contribuyen al desarrollo económico local; se estima que esta actividad genera más de 25 mil empleos directos al año y 110 mil indirectos.

Es parte de la historia y cultura mexicana, su valor no es solo económico, pues las poblaciones los utilizan para la medicina tradicional, rituales, fiestas y ornamentos.

Los gobiernos tienen la responsabilidad de evitar la extracción de «piñas o cabezas» sin planes de manejo puede llevar a la disminución de las poblaciones naturales de agaves, lo que ocasionaría una reacción en cadena para otras especies.

Deben sumarse esfuerzos (gobierno, organismos y especialistas) para impulsar estudios de aprovechamiento para producción de plántulas y la generación de zonas semilleras.

• Nota redactada con datos del especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Miguel Ángel Cano García; el coordinador de la Red Nacional de Agaves del Subcomité Sectorial de Recursos Genéticos Agrícolas, Juan Florencio Gómez Leyva; y la investigadora del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, Gisela Campos Ángeles.

Por: Antonio Gaytán

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