El estado de Durango pierde tierras de cultivo, muchos campesinos han dejado de sembrar y se debe a diversos factores como la migración, así como la falta de dinero después de la severa sequía del 2023, comentó el diputado local Carmelo Fernández (PRI).
Después de meses sin lluvias, el ciclo primavera-verano 2024 inició con precipitaciones generalizadas en la entidad. Incluso, en algunas regiones las tierras están pesadas de tanta agua y habrá que esperar unos días de sol para poder trabajarlas.
Sin embargo, y a pesar de las condiciones de humedad para el establecimiento de los cultivos tradicionales como maíz, frijol, cebada, trigo y avena, difícilmente se sembrarán las 600 mil hectáreas de tierras agrícolas que tiene el estado de Durango.
Al realizar un recorrido por la región de los Llanos para evaluar el arrastre de tierras por corrientes que bajaron de los cerros cercanos, se observan muchas tierras sin preparar.
Carmelo Fernández estima que en esta región se ha sembrado alrededor del 30 por ciento de las tierras y se avanzará en cuanto el clima lo permita, pero no se logrará la totalidad.
Explica que los productores que sembraban grandes extensiones, de 100 a 300 hectáreas, están descapitalizados, no tienen dinero debido a las pérdidas económicas que sufrieron por la sequía del 2023 y, este año, cultivarán menos tierras, falta financiamiento.
“Ahorita, la única economía que se ve es la que mueven los dólares, las remesas que envían los paisanos es lo que mueve un tractor o mantiene el ganado”, apuntó.
Aunque sea un año con lluvia, el diputado local señala que los campesinos requieren de créditos y aseguramiento para volver a sembrar esas grandes extensiones.
“Se va a quedar un gran porcentaje de tierras sin sembrar, hay dueños de parcelas desesperados que no encontraron quién les sembrará y eso también es un indicador de que falta dinero para el campo”, concluyó.
Por: Antonio Gaytán
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