Por: Noemy Contreras

Por cuarto año consecutivo, se llevó a cabo la marcha 8M en la ciudad de Durango, donde cientos de mujeres se dieron cita en avenida 20 de Noviembre para exigir un alto a los casos de abuso, acoso y violencia. El mensaje de justicia se vio empañado por un grupo de choque.

Y es que mujeres vestidas de negro y con el rostro cubierto, esperaron a que el contingente llegara a la Plaza de Armas para terminar el reclamo con un acto violento. Rodearon el kiosco, titaron las vallas que lo protegían y comenzaron a pintar y romper vidrios.

Elementos féminos de la Policía Preventiva hicieron frente a las encapuchadas, quienes iban armadas con martillos y pintura en aerosol. Aunque esto no desató un enfrentamiento, sí quedó en una provocación de las manifestantes que contrastaban con quienes sí mostraron una legítima petición de justicia por algún asesinato o desaparición.

Ya para finalizar, la plaza quedó vacía y no se informó sobre detenciones por el acto de vandalismo.

El verdadero reclamo

Mujeres y niñas fueron parte de este movimiento que ha unido una sola razón: justicia por las que ya no están.

En su paso, fueron colocando los nombres de las mujeres víctimas de meningitis en las nomenclaturas que se encontraban en cada esquina.

El contingente avanzó por toda la avenida hasta llegar a la Plaza de Armas, justo enfrente de la catedral. Fue ahí, dónde las actividades conmemorativas continuaron, una de ellas, fue el pasar lista por las más de 20 mujeres que perdieron la vida en manos de su agresor en Durango. Siguieron con denunciar a sus agresores en un tendedero instalado en la Plaza, para después terminar derrumbando las vallas que se habían colocado en el kiosko para “protegerlo”.

Y aunque algunas ciudadanas se opusieron al derivo, un grupo de mujeres retiraron las vallas para romper parte de la estructura y pintar las columnas del mismo con aerosol. Por lo que las elementos de seguridad se opusieron haciendo una barrera humana para evitarlo.