Es incierto el futuro del frijol en el altiplano mexicano por el embate del cambio climático en fechas de siembra y desarrollo del cultivo, opinó el científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Jorge Alberto Acosta Gallegos.

Durante su participación en el programa Aquí hay Campo de Canal 15, Acosta Gallegos comentó que el ciclo agrícola Primavera-Verano 2013 arranca con lluvias irregulares en los estados productores de frijol.

Las lluvias no se han regularizado y se tienen regiones sin condiciones de humedad para sembrar el frijol, ya son cuatro años consecutivos con esta problemática.

«Estamos viendo los efectos del cambio climático y no hemos hecho caso, porque parte de la solución y aunque suene quizás ridículo, está en el suelo, los suelos están empobrecidos sin capacidad para retener la poca humedad que les cae, se evapora muy rápido», apuntó.

El cambio climático no está afectando solo las plantas como el frijol o el maíz, todo lo que se produce en temporal, también a las personas porque no estamos preparados para trabajar durante horas bajo el sol; hay regiones donde las temperaturas han superado los 40° C.

Resulta imposible estar trabajando por 4 horas continuas con calor extremo.

Jorge Acosta recordó que, hace algunos años, un colega de Chihuahua, el Doctor José Cruz Jiménez Galindo, proponía desarrollar variedades de frijol de 60 días, con el objetivo de realizar dos cosechas durante el temporal, lo que actualmente sería imposible.

Sin embargo, pudiera ser la solución al retraso de las lluvias, un frijol muy precoz que se siembre en agosto y lograr una cosecha antes de la llegada de las bajas temperaturas.

«Aunque algunas personas tenemos la idea de variedades de ciclo más intermedio, con mayor capacidad de modificar sus etapas fenológicas, puede tener mayor adaptación que una variedad de ciclos muy cortos, eso lo vemos en las variedades de Pintos», opinó.

Hoy, el frijol Pinto Saltillo se está sembrando en todo el altiplano mexicano, lo que se requiere es mejorarlo para que aguante mejor la sequía sin perder el tamaño del grano porque afecta su comercialización; condición que están evaluando los investigadores.

En este momento, INIFAP está evaluando 225 genotipos de frijol en tres condiciones ambientales en este año, con riego en Celaya (Guanajuato), de temporal en esa misma región, y sembrando en seco en Querétaro, cerca a San Juan del Río.

Se evalúa en sitios extremos como se está prediciendo que será el clima.

Evenor Idilio Cuéllar, ex investigador de INIFAP, experto en frijol Pinto Saltillo y colaborador del programa «Aquí hay Campo», preguntó a su colega: ¿ante el cambio climático, cuál es el futuro del frijol en el altiplano?

• La altiplanicie mexicana abarca parte de los estados de Chihuahua, Coahuila de Zaragoza, Nuevo León, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Tlaxcala, Puebla, Jalisco, Michoacán, Distrito Federal y Zacatecas.

La respuesta del científico Acosta Gallegos fue clara: es algo incierto, porque estamos fallando en la organización de los productores y la asesoría técnica.

Hay que enfocar bien nuestras variedades de frijol a los diferentes nichos de producción, no se puede depender de una sola variedad cuando tenemos diversos factores de agua, clima y suelo; para 1.5 millones de hectáreas que se siembran en el país.

Se debe hacer una división a detalle de las áreas y utilizar la adaptación local de cada genotipo en cada ambiente, eso requiere afinar muy bien la producción de semilla.

El estado que usa más semilla certificada es Sinaloa y la razón es muy sencilla, no les autorizan los riegos si no presentan las etiquetas.

Es necesario impulsar más el uso de semillas certificadas en Durango y romper con la cultura de reusar grano de nuestra cosecha para la siembra siguiente, práctica que, obviamente, no es recomendable un problema de monocultivo y de enfermedades en el suelo.

Hay tierras donde desde hace medio siglo, año tras año, se siembra frijol.

Los suelos requieren rotarse para mejorar su materia orgánica, el frijol no desaparecerá del altiplano, pero cada vez será más complicado producirlo, debemos cambiar para adaptarnos o los rendimientos serán más bajos y de menor calidad.

• Un dato, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2022 se cosecharon 191,689 hectáreas de frijol y se obtuvieron 57 mil 487 toneladas, por lo tanto, se tuvo un rendimiento promedio de 300 kilos por hectárea; no es negocio para los campesinos.

Por: Antonio Gaytán

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