Empresas biotecnológicas de Estados Unidos quieren controlar la alimentación de los mexicanos, opinó el ex investigador del INIFAP, Evenor Idilio Cuéllar Robles, sobre la disputa en torno a la prohibición del uso de maíz transgénico en las tierras agrícolas de México.
Tema que llegó hasta el panel de resolución del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y cuyo fallo fue en contra de nuestro país, por esta razón, la presidenta Claudia Sheinbaum llevará a la Constitución Mexicana la prohibición de maíz genéticamente modificado.
El ex colaborador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) visitó la región indígena del Mezquital, Durango, donde se conservan los maíces nativos por las y los campesinos para su satisfacer las necesidades alimenticias de las familias.
Maíces que mostró en el programa «Aquí hay Campo» de Canal 15 para explicar la importancia de estas razas que se han adaptado durante miles de años de manera natural al clima de las regiones.
«El año fue malo y mira, las condiciones de esta mazorca; este es un cónico norteño, es un material nativo del norte de México que te demuestra la adaptación y las condiciones de potencial que tienen esas regiones; es parte de la riqueza que tiene la región de la sierra de Durango», expresó.
Se trata de una riqueza natural enorme que desaparecería usando maíz transgénico porque son semillas modificadas para diseminarse y destruir las semillas nativas; al sembrarse en una zona se contaminan regiones completas, no es manera de evitarlo porque se esparcen con el viento, insectos y aves.
Las semillas transgénicas tienen un gen conocido como «Terminator» para que los granos de la cosecha no puedan ser seleccionados y usados en la siguiente siembra, obligando a los productores a comprar año con año a las empresas biotecnológicas de Estados Unidos dueñas de sus patentes.
Si permitimos la entrada de maíces transgénicos, el día de mañana nuestros campesinos y nuestros indígenas estarán obligados a estarle comprando la semilla a estas grandes compañías estadounidenses, lo que implicaría una terrible dependencia económica.
Países como Argentina, Brasil, Sudáfrica, Australia y Europa consumen miles de sacos de semilla de maíz modificado genéticamente, son un negocio multimillonario, que en comparación con el mercado de México es muy pequeño. ¿Entonces por qué la insistencia de entrar a las tierras mexicanas? La respuesta es el control, quieren controlar la alimentación de los mexicanos.
Hay seis grandes empresas biotecnológicas que durante décadas han concentrando la producción de semillas modificadas genéticamente: Monsanto, Byngenta, Dow AgroSciences, Dupont, Bayer CropSciences y BASF; algunas se han fusionado para expandir su control global.
¿Qué es un transgénico? Es un animal o una planta cuyo código genético ha sido modificado artificialmente en un laboratorio, introduciendo genes de otra especie, incluso no necesaria del mismo reino, es decir, a una planta le añaden genes de una bacteria, virus o insecto.
Las consecuencias al alimentarnos con estas nuevas especies son inciertas, es donde se ha centrado el debate internacional; algunas teorías señalan afectaciones en la salud, desde alergias hasta cáncer.
Por: Antonio Gaytán
