México importa frijol de mala calidad de Estados Unidos, leguminosa que, además, contamina genéticamente la semilla de variedades nacionales, alertó el doctor Jorge Alberto Acosta Gallegos, científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
El frijol, además de ser un alimento base en la dieta de las y los mexicanos, su producción genera miles de empleos en el país y representa un importante ingreso económico para las familias campesinas.
Para cubrir la demanda nacional se requiere una producción de 1.8 millones de toneladas de frijol anualmente, según estimaciones de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Desafortunadamente, debido al cambio climático, en los principales estados productores como Zacatecas, Chihuahua y Durango, en 2022 y 2023, hubo sequía y las cosechas colapsaron.
Los comercializadores tuvieron que importar alrededor de 300 mil toneladas de frijol, principalmente de los Estados Unidos; se trata de una leguminosa de menor calidad. Este año pretenden repetir estas compras, ya no para cubrir la demanda nacional sino para pagar menos a los campesinos.
Ante este escenario complejo, generado por sequías recurrentes y bajos rendimientos en la última década, el INIFAP ha registrado alrededor de 30 variedades de frijol en diferentes partes del país.
Se trata de variedades mejoradas genéticamente para producir más que las anteriores, con características que les permiten adaptarse a condiciones climatológicas extremas, más resistentes a enfermedades y con mejores propiedades nutricionales que sus predecesoras.
El investigador Jorge Acosta visitó recientemente el campo experimental «Valle del Guadiana» del INIFAP Durango para mostrar nuevas variedades de frijol. Entre ellas, destaca el Pinto San Rafael.
La variedad San Rafael, explica el científico, se derivó del Pinto Saltillo, «es su mamá», y del Pinto Bayacora, «es su papá»; a su vez, el Pinto Bayacora se derivó de una variedad de Michigan y una variedad de Francisco I Madero, Pánuco de Coronado, Durango.
El Pinto Bayacora es neutral en su respuesta al fotoperiodo y el Pinto Saltillo tiene más plasticidad para adaptarse a la sequía; llega la lluvia y vuelven a florear; la combinación de estas variedades dio al Pinto San Rafael ambas ventajas: es más precoz.
Además es un grano grande y tiene mejor precio de mercado; compite con los frijoles azufrados.
Sobre este frijol, el productor y empresario, Benito Contreras, compartió que tiene años reproduciendo variedades en diversos estados del norte del país; y destacó que el Pinto San Rafael no se oxida, no se oscurece en anaquel y su cocción es rápida, que es una ventaja comercial.
Incluso, es una variedad de frijol que se está introduciendo en Sinaloa y ha dado buenos resultados. Es una buena opción para los productores sinaloenses que, ante la escasez de agua en las presas, están dejando el maíz, que demanda más riegos, por leguminosas que demandan menos agua.
El colaborador del programa «Aquí hay Campo», ex investigador del INIFAP, Evenor Cuéllar, dijo que la variedad Pinto San Rafael es una opción para la empresa semillera que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum; es una semilla que puede reproducirse y entregarse a los campesinos para que sus siembras sean más resistentes al cambio climático y obtengan mejores cosechas.
«La colaboración entre investigadores permite avanzar, estamos listos para seguir colaborando y dejar de importar frijol de mala calidad y contaminado», expresó Jorge Acosta. «La lucha es contra el frijol gringo», externó Benito Contreras.
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Por: Antonio Gaytán