Por: Antonio Gaytán

«Pensé que nos íbamos a morir, nadie podía entrar a la casa a vernos, mi hija solo puede comunicarse por teléfono», compartió la maestra jubilada Martha Irene González, durante una entrevista vía virtual con el periodista Sotero Herrera, al narrar la experiencia que está viviendo junto con su esposo, maestro jubilado Antonio Vázquez Luna, y cómo sobrevivieron al COVID-19.

Los maestros son los casos 3 y 4, de los 15 infectados por el virus SARS-CoV-2 en Durango.

Afortunadamente han mejorado, la maestra tiene 14 días sin síntomas y fue declarada en alta, su esposo tiene siete días sin síntomas y pronto será dado de alta, sin embargo, permanecerán en casa, como hasta ahora, como indica la emergencia sanitaria para todos.

Ambos se contagiaron cuando el pasado primero de marzo saludaron al primo del maestro, quien fue el primer caso de COVID-19 en Durango, en ese momento sin saber que portaba el virus y quien se veía perfectamente bien de salud; fue hasta el 16 de marzo cuando empezaron a sentir los síntomas y acudieron al ISSSTE para pedir que les hicieran las pruebas.

Con el paso de los días, la pareja sufrió fiebre, dolor en sus articulaciones y cuando respiraban sentían como ardor cuando el aire entraba a sus pulmones, fue muy doloroso.

Temían lo peor, dialogaron y se pusieron de acuerdo preparándose en caso que alguno de ellos falleciera o ambos, en ese momento no sabían lo que iba a pasar.

La maestra comenzó a mejorar, mientras que el maestro se agravaba porque es diabético e hipertenso, además de tener 80 años de edad, fue necesario recetarle un medicamento muy fuerte que le afectó el estómago pero no había otra opción para tener una esperanza, se batalló para conseguir esa medicina porque en Durango no hay.

Fue a través de Verónica Terrones que se logró que el gobernador José Aispuro intercediera para que el ISSSTE volviera a atenderlos, que enviarán una ambulancia por Don Antonio porque al no poder comer y beber agua era urgente estabilizarlo porque estaba muy grave; en el hospital estuvo aislado tres días en condiciones deplorables, mal atendido y entre basura, no le daban ni una cobija.

Ya hidratado y en mejores condiciones, fue regresado a su casa y desde entonces mejoró su salud.

Finalmente, la maestra Martha Irene González pidió a la ciudadanía que no “crucifiquen” a las personas que den positivo de COVID-19, porque hubo personas que empezaron a atacarla con situaciones falsas por las redes sociales, posiblemente por ignorancia.

Tienen más de un mes encerrados, aislados, y el único contacto externo que tienen es una mesita que tienen en la cochera donde los vecinos, amigos y su hija; les llevan víveres y cosas que la gente piensa que pueden ayudarles, desde vitamina C hasta jarabe con propóleo.

El periodista Sotero Herrera felicitó a la pareja de maestros por su responsabilidad de cómo manejaron su situación y su lucha con optimismo que los ayudó a salir adelante.

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