Por: Nallely Urbina
Para las personas con discapacidad profunda es más difícil el aislamiento y el encierro, señaló Arlina Correa presidenta del Patronato Prodeficiente Mental.
El patronato cuenta con una escuela, pero esta cerró el 20 marzo en medio de la pandemia. Sin embargo, los mismos padres de familia solicitaron que se atendiera a los alumnos.
Por esto se eligió a un grupo reducido de alumnos, cinco, que rotan cada 15 días, para evitar riesgos de contagio por Coronavirus, explicó Arlina Correa.
Indicó que para este sector es aún más complicado vivir el aislamiento, «un mes después ya estaban desesperados».
Otros riesgos.
Si bien, existe un riesgo de contagio al salir de casa, para algunas familias de las personas con discapacidad profunda también había un riesgo al permanecer en casa, ya que percibían ansiedad y desesperación, explicó la Presidenta del patronato.
Por esto algunos padres pidieron el regreso a clases, mientras que otros decidieron realizarlo de manera virtual, aunque admitió que no todos tienen esa posibilidad por no tener un teléfono o una computadora.
De esta manera, el patronato espera reducir el impacto que la pandemia provocó en los estudiantes, los cuales presentan discapacidad intelectual profunda, algunos incluso no se comunican de manera verbal.
«Lo que habíamos enseñado durante 10 años se vino abajo porque su condición no les permite entender ni superar el encierro y aislamiento», advirtió.