La plaga de chapulines en tierras de cultivo es consecuencia de malas prácticas agropecuarias, explicó el ingeniero Evenor Idilio Cuéllar Robles, ex investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); colaborador del programa “Aquí hay Campo”.
Campesinos de la región de los llanos, de la zona valle y en el norte del estado; han reportado la presencia de chapulines en sus siembras de frijol, maíz y cebolla. Desafortunadamente, la plaga no fue erradicada a tiempo y acabaron con los cultivos, la pérdida es total.
Los géneros más comunes de chapulín son: Brachystola magna y Brachystola mexicana; se alimentan de hojas, tallos y frutos tiernos; de granos básicos, leguminosas, hortalizas y frutales. Afectan de manera directa en los rendimientos y calidad de los cultivos.
El chapulín, explica el ex investigador, es un insecto bianual; es decir, sus huevos requieren dos años para eclosionar, necesitan que pasen dos inviernos y cinco meses a 30 grados Celsius.
Para su reproducción, la hembra deposita sus huevos en el suelo, a cinco centímetros de la superficie; generalmente en los cerros, en los agostaderos. Cuando estos terrenos están sobre pastoreados, que no hay capa vegetativa, el suelo está duro; entonces bajan y dejan sus huevos en las tierras de labranza, donde permanecen hasta que hay condiciones de eclosionar.
“El sobre pastoreo incrementa la migración de los insectos a las tierras agrícolas”, señaló.
Es importante que los agricultores barbechen en los meses de noviembre, diciembre y enero; que son los meses más fríos y que, las bajas temperaturas, disminuyan la presencia de plagas y enfermedades.
Muchos campesinos barbechan en mayo, previo a las lluvias, lo que hacen es mover la tierra y volver a arropar a los huevos de los insectos; con el calor y la humedad, nacen los insectos, en este caso el chapulín, y ya cuando lo detectan, está en su etapa de alimentación, dañando los cultivos.
“Al barbechar en los meses de lluvia, lo que hacen es ayudar al despertar de las plagas”, señaló.
Evenor Cuéllar comentó que el chapulín forma parte de nuestra cultura; en el México prehispánico encontramos que el Cerro del Chapulín era una vía de comunicación con los dioses y una fuente de recursos naturales; nuestros antepasados sabían que donde había chapulines había agua.
Hoy a la zona del Cerro del Chapulín se le conoce como el Bosque de Chapultepec.
El chapulín tiene años en nuestro ecosistema, hoy, debido a las malas prácticas agropecuarias como el sobre pastoreo en los agostaderos y el barbecho en los meses de verano, se convierte en una plaga que afecta las tierras de cultivo; es necesario hacer una evaluación de su comportamiento antes de tomar decisiones drásticas como aplicar químicos, no es recomendable porque matamos otros insectos que son beneficios para nuestro medioambiente.
Por Antonio Gaytán
