La sequía ha provocado una disputa por el forraje entre los ganaderos de los estados del norte de México, comentó el presidente de la Unión Ganadera Regional de Durango (UGRD), Rogelio Soto; hay regiones donde no llovió prácticamente nada y los agostaderos no se recuperaron al 100 por ciento.
Este 2024, comenta el líder ganadero, afortunadamente se tuvieron lluvias durante los meses de junio y julio, humedad que permitió el desarrollo de pastos en los agostaderos; no se tiene una recuperación al 100 %, pero están en mejores condiciones en comparación a los años 2022 y 2023.
La recuperación de agostaderos varía según la región. De la totalidad de las tierras destinadas al pastoreo se estima que el 50 % están en condiciones de regular a buenas.
Se tienen zonas críticas en los municipios de Nazas, Peñon Blanco y San Juan de Guadalupe, donde casi no llovió; otras también con problemas en Rodeo, San Pedro del Gallo y San Luis del Cordero.
En el resto del estado hay mejores condiciones; incluso se tienen zonas con reportes que van del 75 al 100 % en desarrollo de pastos. Lo mismo sucede con los bordos de abrevadero: hay municipios donde casi están llenos, pero también se tienen algunas regiones con bajos niveles.
«Recientemente estuve en Santiago Papasquiaro; la mayoría de los bordos de abrevadero están casi llenos; hablemos de un 85 por ciento; cuando en el 2023, no llegaban ni el 3 % por ciento», expresó.
Cuando vienen los meses de estiaje y escasea el alimento, los ganaderos duranguenses traen pacas de tazole de Cuauhtemoc, Chihuahua, y forraje del estado de Sinaloa; el problema es que este año en los vecinos estados mencionados hay también una severa sequía, incluso más grave.
Desde Chihuahua hasta Ciudad Juárez no llovió nada y los pozos agrícolas de Cuauhtemoc sufren un agotamiento notorio, mientras que en Sinaloa, las presas están casi vacías.
«Claro que va a haber una competencia por el forraje», externó el líder de la UGRD y pidió a los productores reflexionar sobre qué estamos sembrando. Bajo el análisis de que los agricultores también tienen ganado, es viable una reconversión productiva, dejar de sembrar maíz y frijol, y destinar sus tierras a la siembra de pastos, variedades que demandan menos agua.
Señaló que para producir maíz se requieren de 400 a 450 milímetros de lluvia, distribuidos en cuatro meses; para frijol se necesitan de 300 a 350 milímetros de lluvia, también distribuidos en cuatro meses; cuando para cosechar pastos, como sería la variedad de zacate Buffel, con 130 milímetros de lluvia es suficiente para una buena producción de alimento para el ganado.
«Si vendemos un becerro aproximadamente de 200 kilos en 19,000 pesos o 18,000 pesos, según la calidad del becerro y según la zona donde se comercialice; ¿qué será más negocio? Un becerro o una hectárea de frijol; entonces hay que valorar, hay que hacer conciencia», apuntó.
Finalmente, el presidente de la UGRD coincidió en el mensaje del gobernador Esteban Villegas de cambiar la forma de pensar en el campo duranguense. Es necesario tener una visión empresarial para que, cuando vayamos a gestionar un apoyo con el mandatario estatal, sea para generar ganancias en beneficio de la economía de nuestras familias.
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Por: Antonio Gaytán
