Durango, Dgo.- Las investigaciones realizadas en torno a la desaparición y homicidio del señor Salvador Roberto Araiza Gutiérrez, de 73 años y su hijo de 43, Santos Samuel Araiza Castillo, hacen aparecer como presunto responsable a un hijo y hermano de ellos, respectivamente.

De acuerdo a lo que Grupo Garza Limón (GGL) y canal 15 de televisión logró saber por parte de familiares, es que después de permanecer al menos 20 años en Estados Unidos, varios de los cuales estuvo en prisión por homicidio, hace como 20 días, Salvador regresó a Durango para reunirse con su padre Salvador Roberto, quien durante muchos años trabajó en los Ferrocarriles Nacionales de México y que en la actualidad ya estaba pensionado, así como con su hermano Santos Samuel, el que se desempeñaba  como empleado de una empresa dedicada  a los eventos sociales denominada El Jardín o La Cabaña.

Fue el miércoles 19 de agosto, cuando al desaparecerse misteriosamente Santos Samuel, Salvador le comentó a don Roberto Salvador que lo habían secuestrado y que para liberarlo exigían el pago de determinada cantidad de dinero, por lo que se tenía que pagar el rescate para que no lo mataran.

Muy preocupado por el riesgo que estaba corriendo su hijo, el señor accedió a retirar determinada cantidad de dinero de un banco para pagar el rescate, juntos salieron del domicilio el jueves 20, pero el adulto mayor ya no regresó a su casa, y al pasar los días, los familiares decidieron presentar la denuncia por desaparición ante el Agente del Ministerio Público.

A raíz del hallazgo de los cuerpos de su padre y su hermano, esto a la altura del kilómetro 29 de la carretera a La Flor, justamente cuando se cumplían ocho días de la desaparición del segundo, surgió la versión de que fue cuando la policía empezó a sospechar de Salvador, pero hay otra en el sentido de que él mismo señaló a los agentes el lugar donde abandonó los cuerpos, esto después de asesinarlos con la ayuda d  dos individuos a los que solo se les conoce como «El Güero» y «El Negro».

La realidad es que los autores de esta privación ilegal de la libertad y doble homicidio, creyeron haber planeado muy bien las cosas, al grado de que los cuerpos hasta los envolvieron en hule negro y abandonaron, como para tratar de confundir a la policía, pero no contaban con el aparato de inteligencia con el que cuenta la Fiscalía General del Estado (FGE) y todo se les vino abajo.

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