Por: Perla Meraz
Guadalupe Victoria, Durango.- La familia García García de Calixto Contreras, sufre el peor dolor que pueden sentir los padres, la pérdida de un hijo.
José Juan García, de 18 años de edad, perdió la vida luego de casi dos semanas de permanecer en la clínica número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El joven padecía cáncer en los huesos, tenía un tumor alojado en su brazo izquierdo que fue creciendo y recibía quimioterapias para controlarlo.
Gracias a los esfuerzos de la familia, José Juan fue operado y le fue retirado el tumor, en la Ciudad de México.
Y por recomendación de los médicos de aquella ciudad, siguió recibiendo las quimios para erradicar cualquier residuo de cáncer.
Sin embargo, al recibirlas, él empezó con problemas: su rostro se veía morado y llegó el momento en que le generaron quemaduras.
Por ello el pasado 16 de octubre lo trasladaron a la ciudad de Durango para que le atendieran las heridas en el IMSS, lugar donde estuvo hasta que dejó de existir.
La familia cuenta que durante el tiempo que recibió tratamiento ahí, se dieron muchas anomalías.
Hasta llegar al punto en que los mismos doctores comentaban que la dosis que le estaban aplicando en las quimios era mayor a la requerida.
«Sospechosamente el jueves, del IMSS enviaron al joven a realizarse la prueba del COVID, y resultó positivo», añadieron.
A decir de la familia, fue la salida fácil para que la doctora responsable de atender el caso, Argelia Rosales, pudiera «lavarse» las manos.
Ya que les entregaron el cuerpo del joven en una bolsa de basura negra, sellada, atribuyendo la causa de muerte al Coronavirus.
Ahora solo quedan preguntas sin respuestas: ¿hasta qué punto una atención y tratamiento inadecuado puede afectar la salud de una persona?
¿Dónde empieza la negligencia médica y hasta cuándo será castigada?, preguntas que familiares se hacen en el silencio del duelo.