Un hecho histórico ha ocurrido en Portugal: el nacimiento del primer bebé concebido por inseminación post-mortem, una técnica que permite utilizar el material genético de una persona fallecida para tener un hijo. El bebé se llama Guilherme y es el fruto del amor de Ângela Ferreira y Hugo Neves Ferreira, quien murió de cáncer en 2019.

Este es  el primer caso en Portugal

Ângela Ferreira, de 37 años, fue la impulsora de la legalización de la inseminación post-mortem en Portugal, después de que su marido dejara por escrito su deseo de que ella tuviera un hijo con el semen que había criopreservado antes de morir. Su historia conmovió a miles de personas, que firmaron una petición para que el Parlamento portugués debatiera el tema.

Tras varios proyectos de ley y un veto presidencial, la norma que permite la inseminación post-mortem entró en vigor en noviembre de 2021. Con esta ley se puede inseminar a una mujer con el material genético de su pareja fallecida “en los casos de proyectos parentales expresamente consentidos” y en un plazo de entre seis meses y tres años tras la muerte.

En febrero de 2023, Ângela Ferreira anunció su embarazo en las redes sociales, donde recibió numerosas muestras de apoyo y admiración. El 16 de agosto, dio a luz a Guilherme, un niño sano que pesó 3,915 kg y midió 50,5 cm. “Hoy nuestro mundo quedó más iluminado. Guilherme nació a las 11:09 con 3.915 kg y 50.5 cm. Es un niño lleno de salud. ¡Gracias mi amor Hugo Neves Ferreira por haberme escogido para este sueño!”, escribió Ângela en su cuenta de Instagram.

Con este nacimiento, Portugal se convierte en uno de los pocos países del mundo que permiten la inseminación post-mortem, junto con Francia, España, Bélgica, Reino Unido y Estados Unidos. Se trata de una opción reproductiva que plantea diversos dilemas éticos y jurídicos, pero que también ofrece una oportunidad de cumplir el sueño de ser padres a quienes  han perdido a su pareja.

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