Existen diversos tipos de miliaria, según la explicación proporcionada por Mayo Clinic, los cuales se clasifican según la profundidad en la que queda atrapado el sudor en la piel. Los signos y síntomas de cada tipo varían, siendo los siguientes:
- Miliaria cristalina: Considerada la forma más leve de sarpullido por calor, se produce cuando se obstruye la apertura del conducto sudoríparo en la superficie de la piel (pore sudoríparo). Esta variante se caracteriza por la formación de pequeñas protuberancias transparentes llenas de líquido que se rompen fácilmente.
- Miliaria rubra: Se desarrolla a un nivel más profundo de la piel y a veces se conoce como sudamina. Sus signos y síntomas incluyen pequeñas protuberancias inflamadas similares a ampollas, así como picazón o cosquilleo en el área afectada.
- Miliaria pustulosa: Ocurre cuando las protuberancias inflamadas de la miliaria rubra se llenan de pus.
- Miliaria profunda: Esta es una forma menos común de sarpullido por calor que afecta la capa más profunda de la piel (dermis). Provoca protuberancias firmes e inflamadas que generan dolor o picazón, presentando una apariencia similar a la piel de gallina y pudiendo romperse.
Si bien la miliaria suele curarse cuando la piel se enfría y evitando la exposición al calor, se aconseja consultar a un médico si el sarpullido persiste más allá de algunos días o si la erupción muestra signos de empeoramiento.
Hay factores de riesgo asociados con la miliaria, según la información proporcionada por Mayo Clinic, que incluyen:
- Ser recién nacido: Los recién nacidos tienen conductos sudoríparos inmaduros, lo que aumenta el riesgo de padecer miliaria.
- Vivir en un clima cálido y húmedo: Las personas que residen en áreas con climas calurosos y húmedos tienen un mayor riesgo de desarrollar miliaria.
- Hacer actividad física: La actividad física intensa puede aumentar la probabilidad de sufrir miliaria.
- Estar en reposo durante mucho tiempo y tener fiebre: La falta de movimiento prolongado y la presencia de fiebre son factores que también incrementan el riesgo de esta afección.
En cuanto a las complicaciones, la erupción por calor generalmente se cura sin dejar cicatrices. Sin embargo, las personas de piel más oscura corren el riesgo de desarrollar manchas en la piel que pueden aclararse o oscurecerse como respuesta a condiciones inflamatorias de la piel.
Estos cambios tienden a desaparecer en semanas o meses. Una complicación frecuente incluye la infección bacteriana, que puede provocar pústulas inflamadas y con picazón.
Para prevenir la miliaria y proteger tanto a ti como a tu hijo, se recomienda:
- Vestimenta adecuada en climas cálidos: En condiciones de calor, utiliza ropa suelta y ligera que absorba la humedad de la piel. Evita abrigar en exceso a los recién nacidos.
- Limitar la actividad física en días calurosos: Reduzca la actividad física en días calurosos, busque sombra o permanezca en edificios con aire acondicionado. El uso de ventiladores para mejorar la circulación del aire también es recomendado.
- Mantener el entorno de descanso fresco y bien ventilado: Asegúrate de que el lugar donde duermes esté fresco y bien ventilado para evitar la acumulación de calor.
- Evitar el uso de cremas u ungüentos que obstruyan los poros: Para prevenir la obstrucción de los poros, evita el uso de cremas o ungüentos en áreas propensas a la miliaria.
- Precaución con medicamentos inductores de sudoración: Si es posible, evita medicamentos como clonidina, betabloqueadores u opioides, que pueden provocar sudoración excesiva.
En caso de persistencia de los síntomas, se aconseja consultar a un médico. El diagnóstico de la miliaria generalmente se realiza mediante la evaluación visual de la piel por parte del proveedor de atención médica, sin necesidad de pruebas adicionales.
Es importante diferenciar la miliaria de afecciones similares, como la melanosis pustulosa neonatal transitoria, que afecta a recién nacidos de piel más oscura y suele desaparecer en pocos días sin tratamiento.
Para el tratamiento de la miliaria, no se requiere un enfoque específico con medicamentos o terapias; simplemente permitir que la piel se enfríe y evitar la exposición continua al calor suele ser suficiente para que los síntomas desaparezcan rápidamente.