En una medida sin precedentes, el alcalde de Belcastro, en el sur de Italia, ha emitido una ordenanza que prohíbe a los habitantes enfermarse gravemente. Antonio Torchia ha tomado esta decisión para destacar la delicada situación sanitaria de su localidad, donde la atención de emergencia es limitada y la población, mayoritariamente anciana, enfrenta serios desafíos de salud.

La ordenanza, de carácter irónico, insta a los vecinos a «evitar contraer cualquier enfermedad y patología que requiera intervención médica» y a no arriesgarse con viajes o deportes. Según Torchia, la clínica de salud del municipio rara vez abre por las noches o días festivos, y el hospital más cercano, ubicado en Catanzaro, se encuentra a 45 kilómetros de distancia.

La falta de servicios esenciales ha llevado al alcalde a afirmar que esta situación pone en peligro a los habitantes, la mitad de los cuales son mayores de 65 años.

Belcastro se encuentra en Calabria, una región considerada una de las más pobres de Italia, donde la escasez crónica de médicos de familia ha llevado a que uno de cada cinco calabreses viaje a otras partes del país en busca de tratamiento.

Las autoridades regionales han intentado abordar el problema contratando a cientos de médicos cubanos desde 2022, pero se estima que se necesitarían al menos 2.500 profesionales adicionales para ofrecer un servicio adecuado.

Torchia ha declarado a medios italianos que su ordenanza busca llamar la atención del gobierno sobre la urgencia de reforzar la asistencia sanitaria y evitar que pueblos como Belcastro se vean obligados a abandonar sus hogares en busca de mejores condiciones médicas.

La situación no es exclusiva de Calabria, ya que Italia enfrenta una fuga de cerebros en el ámbito sanitario, con cerca de un millar de médicos que emigran cada año para trabajar en el extranjero. La creciente demanda de atención en las regiones del sur, exacerbada por el envejecimiento demográfico, aumenta la presión sobre un sistema que ya tiene deficiencias estructurales.

La ordenanza del alcalde Torchia subraya simbólicamente el costo humano de la falta de profesionales y de una infraestructura médica deficiente. Las organizaciones especializadas en salud señalan que «prohibir las enfermedades» refleja la desesperación de los líderes locales ante la escasa presencia de ambulancias, la reducción de hospitales y la lentitud en la asignación de personal especializado.

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