El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, ha sido condenado de manera formal este viernes en un caso que ha sacudido la política estadounidense. En un hecho histórico, Trump se convierte en el primer presidente delincuente, pero lo más sorprendente es que ha quedado sin pena de encarcelación o multa.

El juez Juan M. Merchán, encargado del caso, describió la situación como «verdaderamente extraordinaria». Nunca antes se había visto un conjunto de circunstancias tan únicas y notables en este tribunal, según declaró Merchán.

En un giro inesperado, el juez dictaminó libertad incondicional para Trump, una decisión que coincide con el pedido del fiscal Joshua Steinglass. El motivo detrás de esta sentencia fue el respeto al cargo presidencial y la inminente toma de posesión de Trump como mandatario del país.

Desde su residencia en Florida, Trump participó en la audiencia de forma remota y declaró su inocencia.

«Esto ha sido una experiencia terrible, he sido acusado falsamente para perjudicar mi reputación y mi carrera política», afirmó Trump.

Tras el veredicto, el presidente electo anunció que apelará la decisión y en  un mensaje en la red social Truth Social, calificó el juicio como una «farsa despreciable» y se comprometió a combatir esta decisión que considera injusta.

El caso que llevó a Trump a la corte involucra acusaciones de falsificación de registros comerciales para ocultar pagos a la actriz porno Stormy Daniels, con el fin de mantenerla en silencio sobre un encuentro sexual entre ambos. A pesar de haber sido declarado culpable, Trump ha evitado una posible condena de hasta cuatro años de cárcel.

El juez ha señalado que una sentencia de descarga incondicional es la mejor opción para permitir que el acusado siga adelante con sus opciones de apelación y restaurar la confianza en el sistema de justicia.

Trump se convierte así en el primer presidente en enfrentar cargos criminales, aunque por el momento sale indemne de las consecuencias legales.

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