La situación de Asma al-Assad, esposa del ex dictador sirio Bashar al-Assad, ha tomado un giro crítico, según información proporcionada por The Telegraph . La mujer se encuentra librando una batalla contra la leucemia mieloide aguda, una enfermedad que la ha llevado a ser aislada en Moscú debido al alto riesgo de infecciones. Con una probabilidad de supervivencia del «50/50», Asma se encuentra bajo el cuidado de su padre, el cardiólogo Fawaz Akhras, quien ha estado a su lado desde que fue diagnosticada nuevamente con leucemia después de superar un cáncer de mamá en 2019.

La noticia de su enfermedad en mayo de este año ha impactado a la familia Assad, que se vio obligada a buscar asilo en la capital rusa tras perder el control de Siria luego de 13 años de guerra civil. A pesar del apoyo de Rusia, las relaciones entre el Kremlin y Bashar al-Assad se han enfriado, lo que podría tener implicaciones estratégicas para la presencia militar rusa en Siria. Asma, nacida y criada en Londres, también enfrenta rechazo político y social en su país de origen, donde el gobierno británico ha dejado claro que ella y su familia no son bienvenidas debido a su apoyo al régimen.

La vida en Moscú de la familia Assad

Mientras tanto, en Moscú, la familia Assad se mantiene unida. El hijo mayor, Hafez, reside en la ciudad desde antes del colapso del régimen y recientemente defendió su tesis doctoral en matemáticas en la Universidad Estatal de Moscú, dedicando su logro a los «mártires de su patria». La situación de Asma al-Assad refleja las consecuencias humanas y políticas del conflicto sirio, mientras su esposo enfrenta un futuro incierto lejos del poder.

Las tensiones entre Moscú y la familia Assad persisten debido a la falta de reformas políticas por parte de Bashar al-Assad, lo que ha llevado a llamados de rendición de cuentas por parte del Reino Unido y organizaciones internacionales. Mientras Asma lucha por su vida en medio de un aislamiento físico y político, la incertidumbre y la tensión siguen marcando el panorama de la familia Assad en Moscú. La batalla de la ex primera dama contra la leucemia mieloide aguda revela la fragilidad de la vida en medio de la política y el poder.

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