El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que el asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, por parte del ejército israelí cerca de Beirut, es una «medida de justicia por sus numerosas víctimas, entre ellas miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses». Esta afirmación ha generado controversia a nivel internacional, ya que Israel fue duramente criticado por su campaña de bombardeos en el Líbano, que ha dejado más de mil muertos y decenas de miles de desplazados.

Biden expresó su apoyo al derecho de Israel a defenderse, respaldando así las acciones del gobierno israelí en territorio libanés. Estas declaraciones han causado revuelo en la comunidad internacional, con diversos líderes políticos y organismos internacionales condenando la escalada de violencia en la región.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd J. Austin III, también ha expresado su respaldo a Israel en su confrontación con Hezbollah, afirmando que Estados Unidos está determinado a evitar que Irán y sus representantes extiendan el conflicto en la región. Austin ha reafirmado su compromiso con la defensa de Israel y la protección de las fuerzas e instalaciones estadounidenses en la zona.

Las tensiones en la región han alcanzado un punto crítico, con Israel lanzando una campaña de bombardeos contra el sur y el este del Líbano, así como los suburbios de Beirut. El grupo chií libanés Hezbollah ha confirmado la muerte de su líder, Hassan Nasrallah, en un intenso ataque contra su presunto cuartel general en los suburbios meridionales de la capital libanesa. En el mismo operativo resultó muerto un subcomandante de la Guardia Revolucionaria iraní.

El secretario Austin ha advertido sobre las consecuencias de una guerra abierta entre Hezbollah e Israel, señalando que esta sería devastadora para ambas naciones, con un alto número de víctimas y desplazados. En este sentido, ha abogado por una solución diplomática que evite un mayor derramamiento de sangre en la región.

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