Minsk.- Durante las primeras horas de este jueves, un nuevo convoy de miembros del grupo mercenario Wagner arribaron a Bielorrusia. Como parte de los acuerdos de paz, el ejército privado tendría que abandonar Rusia y mudarse a su país vecino, una decisión aplaudida por el régimen de Alexander Lukashenko y despreciada por varios sectores de la población civil.

Desde el anuncio del acuerdo de paz entre el Kremlin y Wagner, Lukashenko ha visto como una gran oportunidad que los mercenarios establezcan su sede de operaciones dentro de su territorio. De acuerdo con él, la presencia de los mercenarios podría ayudar al reforzamiento de su ejército, ya que “no cuentan con hombres como ellos” dentro de sus fuerzas armadas.

Sin embargo, esta es tan solo una parte de la historia. Así como el régimen bielorruso ve a Wagner como un valioso activo, hay secciones de la población que no confían en la presencia del grupo mercenario.

Tanto opositores del gobierno de Lukashenko como activistas han señalado los peligros que Wagner representa para el funcionamiento y autonomía del país.

“Nos oponemos categóricamente al establecimiento de mercenarios rusos en Bielorrusia y estamos preparando una ‘calurosa’ bienvenida a los wagneritas en Bielorrusia», declaró Aliaksandr Azarau, líder del grupo guerrillero BYPOL, formado por antiguos militares, en una entrevista telefónica con The Associated Press desde el exterior del país.

La principal preocupación de los bielorrusos está en la facilidad con la que Wagner se levantó en contra de Vladimir Putin, por lo que no descartan que pudieran hacer lo mismo con el gobierno actual en Minsk.

Por ahora, Wagner se ha posicionado como un aliado valioso para el régimen totalitario de Lukashenko y se espera que trabajen de cerca para los intereses del actual gobernante.

Con información de AP News.

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