Ecuador atraviesa una crisis energética sin precedentes, que ha llevado al gobierno a suspender las actividades laborales públicas y privadas durante dos días consecutivos. La escasez de agua en los embalses, que son fuente de las hidroeléctricas, ha causado apagones de hasta seis horas, desencadenando una emergencia nacional.

El presidente Daniel Noboa ha decretado la “suspensión de la jornada laboral” para el jueves y viernes, en un esfuerzo por enfrentar la crisis energética que ha inmovilizado al país. Adicionalmente, se ha anunciado que el racionamiento de energía eléctrica se extenderá a seis horas diarias, como resultado de una prolongada sequía que ha impactado la producción hidroeléctrica.

El Ministerio de Energía ha ordenado que los cortes de energía continúen a nivel nacional, exceptuando hospitales y centros educativos. El presidente Noboa ha declarado emergencia en el sector energético, ha removido a la ministra responsable y ha prometido que el Estado asumirá el 50% de las facturas de energía de abril para los hogares ecuatorianos, como alivio ante la grave situación.

Desafíos de la infraestructura energética en Ecuador

Sin embargo, la raíz de esta crisis se encuentra en la falta de inversión y en la ausencia de un plan estratégico para la incorporación de nuevas fuentes de energía. La negligencia en el mantenimiento de las plantas eléctricas y la falta de preparación para emergencias han contribuido a un déficit histórico en los embalses, esenciales para el suministro de energía hidroeléctrica.

Expertos consultados señalan que la situación en Ecuador es extremadamente delicada y no se anticipa una solución a corto plazo. Se prevé la necesidad de recurrir a la generación térmica, mediante el uso de combustibles, para afrontar la crisis energética. Esta medida podría demorar entre dos y ocho meses para normalizar la situación, siempre que se tomen decisiones oportunas.

La escasez de recursos financieros y los subsidios otorgados a sectores como el minero han exacerbado la crisis energética en Ecuador. La demanda de energía ha aumentado, mientras que la producción eléctrica no ha logrado satisfacer las necesidades nacionales.

En resumen, la falta de agua en los embalses que alimentan las hidroeléctricas ha provocado una crisis energética sin precedentes en Ecuador. El gobierno se ha visto forzado a implementar medidas extremas, como la suspensión de labores por dos días. La población ecuatoriana enfrenta apagones prolongados y racionamientos de energía, en una situación que probablemente persistirá a corto plazo, a la espera de soluciones que estabilicen el panorama energético del país.

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