El uso de la tecnología de reconocimiento facial, argumentando que contribuyó a reducir robos y actos violentos contra el personal.

Por otro lado, defensores de los derechos civiles, como Mark Johnson de Big Brother Watch, ven el reconocimiento facial como una herramienta de vigilancia masiva que convierte a las personas en «documentos de identidad ambulantes».

Los opositores temen la falta de control sobre las listas de vigilancia de la policía, que podrían incluir a manifestantes o individuos con problemas psicológicos sin conexión a delitos.

La preocupación se centra en la ausencia de supervisión sobre cómo la policía elabora sus listas de vigilancia y en la posibilidad de que se incluyan personas no sospechosas de infringir ninguna ley.

Aunque las fuerzas de seguridad aseguran que los datos de personas no incluidas en listas de vigilancia se eliminan automáticamente, los críticos exigen un control jurídico y técnico más estricto para garantizar un uso ético y responsable.

A nivel europeo, el Parlamento Europeo solicitó en junio de 2023 la prohibición de los sistemas automáticos de reconocimiento facial en lugares públicos, mientras que en el Reino Unido, algunos parlamentarios buscan ir más allá y prohibir por completo esta tecnología que, según ellos, nunca recibió la aprobación explícita del Parlamento.

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