En el quinto debate republicano, tanto el gobernador de Florida, Ron DeSantis, como la exembajadora de EE. UU. ante la ONU, Nikki Haley, expresaron sus preocupaciones sobre las posibles implicaciones de una nueva nominación de Donald Trump para la Presidencia de Estados Unidos.

El encuentro, celebrado en Iowa y transmitido por CNN, destacó el riesgo percibido por estos aspirantes en caso de que Trump vuelva a postularse, enfocándose en las consecuencias para el partido y el país.

Haley advirtió que una nueva presidencia de Trump significaría «cuatro años más de caos» y señaló el peligro de sus continuas afirmaciones infundadas sobre fraude electoral, que podrían seguir causando temor en la población estadounidense.

Además, insistió en la necesidad de que Trump rinda cuentas por el asalto al Capitolio en enero de 2021.

DeSantis y Haley advierten problemas en el partido republicano si Trump es nominado

DeSantis, aunque menos contundente, destacó que el expresidente enfrentaría dificultades para superar las acusaciones relacionadas con la insurrección y cuestionó cómo el Partido Republicano manejaría esta situación.

Afirmó que mientras Trump sigue sumido en sus problemas, él ha cumplido al 100% sus promesas como gobernador de Florida.

El debate, no coordinado por el Comité Nacional Republicano, permitió a Haley y DeSantis tratar de acortar la brecha con Trump en las encuestas.

A pesar de la ausencia de Trump en el debate, este se presentó en un encuentro televisado con votantes republicanos en Iowa, utilizando su estrategia habitual.

El tema de la migración también se convirtió en un punto de disputa entre DeSantis y Haley, ambos buscando atraer a los votantes con posturas firmes sobre este tema.

DeSantis criticó a Haley y destacó que Trump deportó menos inmigrantes que el expresidente Barack Obama. Por su parte, Haley defendió su historial como gobernadora de Carolina del Sur y sus políticas migratorias más estrictas.

El debate subrayó la competencia entre los aspirantes republicanos y cómo la figura de Trump sigue siendo central en la política del partido.

Aunque Trump no participó directamente en el debate, su presencia sigue generando tensiones y divisiones dentro del Partido Republicano, preparando el terreno para unas elecciones presidenciales cruciales en noviembre de 2024.

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