El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) ha emitido una alerta de riesgo «serio» tras detectar la presencia de aflatoxinas por encima del límite permitido en almendras provenientes de Estados Unidos con destino a España.

Las aflatoxinas, producidas por ciertos mohos del género Aspergillus, son compuestos tóxicos y carcinógenos que pueden causar enfermedades graves tanto en humanos como en animales. En el caso de estas almendras, los niveles detectados superan los límites establecidos por seguridad alimentaria. Lo que plantea preocupaciones sobre la presencia de estas sustancias peligrosas en los alimentos que se consumen.

La exposición a aflatoxinas puede provocar aflatoxicosis, una enfermedad aguda con síntomas como vómito, dolor abdominal, edema pulmonar e incluso coma o muerte en casos severos. A largo plazo, la exposición crónica a estas toxinas está relacionada con el desarrollo de cáncer de hígado, supresión inmunitaria y otros problemas de salud graves.

Es importante destacar que la presencia de aflatoxinas en alimentos está estrictamente regulada en muchos países debido a sus efectos nocivos sobre la salud. Por ello, se implementan medidas de control como prácticas agrícolas y de almacenamiento adecuadas para minimizar el crecimiento de moho en los cultivos susceptibles.

Este no es el primer caso de detección de aflatoxinas en almendras provenientes de Estados Unidos. En una alerta anterior emitida por la Rassf, se encontró un exceso de estas toxinas en otro lote de almendras de EU con destino a España. Los límites permitidos fueron superados, lo que evidencia la necesidad de una mayor vigilancia y control en la cadena de suministro de alimentos.

¿Qué son las aflatoxinas?

Las aflatoxinas son un tipo de toxinas producidas por ciertos tipos de mohos, en especial por los géneros Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus. Estos compuestos son altamente tóxicos y carcinogénicos, y pueden encontrarse en alimentos que han sido almacenados en condiciones de humedad y calor, como maíz, cacahuetes, algodón, nueces, frutos secos y especias.

La presencia de aflatoxinas en los alimentos es un grave problema de salud pública, ya que su consumo puede tener repercusiones tanto en humanos como en animales. Además, la exposición crónica a las aflatoxinas se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de hígado, así como problemas inmunológicos y otros trastornos de salud graves.

En particular, la aflatoxina B1, uno de los componentes identificados de estas toxinas, se metaboliza en el hígado en un compuesto aún más tóxico, lo que aumenta su potencial carcinogénico. Es importante destacar que las aflatoxinas pueden estar presentes en diversos productos alimenticios, por lo que es fundamental implementar medidas de control y prevención para reducir su presencia.

Esto incluye mantener una adecuada higiene en el almacenamiento de alimentos, controlar la humedad y la temperatura en los procesos de producción y manipulación de alimentos, así como realizar análisis de detección de aflatoxinas en los productos antes de su comercialización.

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