El candidato reformista Masud Pezeshkian y el ultraconservador Said Jalili se enfrentarán en un balotaje para definir quién será el próximo presidente de Irán. Tras encabezar los resultados de la primera vuelta, marcada por una participación históricamente baja desde la revolución islámica de 1979, ambos candidatos se preparan para competir el próximo 5 de julio.

«Ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta en la primera vuelta, por lo que habrá balotaje entre los dos más votados el 5 de julio próximo», declaró Mohsen Eslami, portavoz de la oficina electoral del ministerio del Interior. De las 24.54 millones de papeletas escrutadas, Pezeshkian obtuvo 10.41 millones de sufragios, representando el 42% del voto, mientras que Jalili, conocido por su participación en negociaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní, alcanzó los 9,47 millones, un 38%.

Este resultado marca un hito, ya que solo una de las 14 elecciones presidenciales desde la revolución islámica ha sido decidida en segunda vuelta, en 2005. Ambos candidatos superaron al actual presidente conservador del Parlamento, Mohamad Bagher Ghalibaf, quien obtuvo 3,38 millones de votos, y al cuarto aspirante, Mostafa Purmohammadi, con 206.397 sufragios.

Jalili recibió el apoyo de Ghalibaf para la segunda vuelta, quien instó a «todas las fuerzas revolucionarias y a sus seguidores» a elegir al candidato del frente revolucionario. Además, otros dos candidatos conservadores, que se retiraron de la contienda antes de la primera vuelta, también llamaron a votar por el ultraconservador Jalili.

Las elecciones tuvieron que organizarse precipitadamente tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero el 19 de mayo. Estos comicios acaparan la atención a nivel internacional porque Irán, un peso pesado en Oriente Medio, está en el centro de varias crisis, desde la guerra en Gaza hasta la cuestión de su programa nuclear.

El presidente de Irán tiene poderes limitados y es el responsable de aplicar, al frente del gobierno, las principales líneas políticas marcadas por Jamenei.

Por ahora, el camino hacia la presidencia de Irán se encuentra en manos de dos candidatos con visiones políticas opuestas. Mientras Pezeshkian podría representar un cambio hacia políticas más liberales y reformistas, Jalili podría mantener la línea dura en temas cruciales como el programa nuclear y las relaciones internacionales.

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