El pasado mes de julio, una maestra de primaria se quitó la vida en su aula después de sufrir el acoso constante de los padres de sus alumnos, que la criticaban y la amenazaban por cualquier motivo. Su caso ha provocado una gran indignación entre los docentes del país, que se han declarado en huelga para exigir más protección y respeto por su labor.

La maestra, identificada como Lee Min-so (nombre ficticio a petición de la familia), había cumplido su sueño de infancia de seguir los pasos de su madre y dedicarse a la enseñanza. Sin embargo, pronto se vio sometida a una enorme presión por parte de los padres, que la llamaban a todas horas, le enviaban mensajes hostiles y la acusaban de maltratar a sus hijos. Según su diario personal, Lee Min-so se sentía angustiada, asfixiada y desamparada por la situación.

El 3 de julio, escribió que se había sentido tan abrumada por el trabajo que “quería dejarse ir”. Dos semanas después, sus compañeros la encontraron muerta en el armario de su clase. Se había quitado la vida.

Desde el suicidio de Lee Min-so, decenas de miles de profesores se han manifestado en Seúl para reclamar más apoyo y reconocimiento por parte del gobierno y la sociedad. También piden que se revise la ley de bienestar infantil y que se establezcan límites al contacto con los padres. Según una encuesta realizada en 2023, menos de una cuarta parte de los profesores de Corea del Sur se sienten satisfechos con su trabajo.

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