Una enfermera británica de 33 años, Lucy Letby, fue declarada culpable el viernes de haber asesinado a siete bebés prematuros y de haber intentado matar a otros seis en el hospital donde trabajaba, en un caso que ha conmocionado al Reino Unido.

Según el tribunal de Manchester, Letby acabó con la vida de los pequeños, cinco niños y dos niñas, inyectándoles aire con una jeringa vía intravenosa, envenenándolos con insulina o sobrealimentándolos, entre otros métodos. Los hechos ocurrieron entre junio de 2015 y junio de 2016 en la unidad de cuidados intensivos del hospital Condesa de Chester, en el noroeste de Inglaterra.

Letby era la única persona del personal médico que estaba siempre de servicio cuando se produjeron las muertes, que no tenían causas aparentes. Algunos de los bebés fallecieron con pocas horas de diferencia, y entre las víctimas había gemelos e incluso trillizos.

La enfermera, que se había graduado en la universidad local y se había especializado como enfermera neonatal, fue detenida por primera vez en 2018, tras una investigación policial iniciada en 2017

Fue arrestada de nuevo en 2020 y acusada por la fiscalía de 22 delitos, siete por asesinato y 15 por intento de asesinato.

El jurado, que deliberó durante más de 110 horas, la halló culpable de todos los cargos de asesinato y de seis intentos de asesinato. No obstante, la declaró no culpable de dos intentos de asesinato y no llegó a un veredicto sobre otros seis intentos. La sentencia  final se conocerá el lunes.

Las familias de las víctimas expresaron su dolor y sufrimiento por lo ocurrido y pidieron justicia para sus hijos. El gobierno ordenó una investigación independiente sobre la seguridad en el sector sanitario. El caso ha sido calificado como uno de los peores crímenes cometidos por una profesional sanitaria en la historia del país.

Te puede interesar: Caleb Coffee, el tiktoker que se salvó de una muerte segura al caer sobre suelo volcánico