Todo dio inicio cuando Mauricio Romero Medina, militar retirado; requería dinero para pagar sus deudas, puesto que con la situación de pandemia y su mínima pensión de militar no alcanzaba a solventar los gastos. Su solución apareció en una llamada, en donde se le ofrecía, aparentemente, un trabajo legal y de largo plazo; o al menos así se lo mencionó Duberney Capador.

Al analizar los hechos la respuesta fue un «sí» debido a un que mes después, el 7 de julio, Romero y Capador aparecieron en la lista de los exmilitares muertos en Haití; a quienes se les acuso de haber participado en el asesinato del presidente Jovenel Moïse. Este hecho a demostrado que los militares, como las monedas, tiene dos caras: años atrás militar, luego mercenario. Y es que esté no se trata del primer caso donde los militares demuestran su lado más oscuro; según menciona el Ministerio de Defensa, anualmente 10.600 miembros del Ejército se retiran del servicio y se convierten en potenciales fichajes por su experiencia en combatir narcotraficantes. 

En contraste también se tienen datos sobre que en los Emiratos Árabes Unidos utilizaron exsoldados colombianos en Yemen durante el conflicto contra los rebeldes hutíes.

Silvana Amaya, analista senior para la región de los Andes; añadió lo que a continuación se cita:

(…) Los exmilitares colombianos están muy bien entrenados… y pueden ser más baratos o más accesibles que otro tipo de fuerza laboral especializada y entrenada (…) Para soldados colombianos retirados tener un trabajo para el que obviamente están preparados para hacer es una buena oportunidad… por lo que para ambas partes, oferta y demanda, creemos que funciona muy bien (…)

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