Incrustado en la Piazza San Pietro hay una pequeña placa de mármol blanco, grabada con el escudo de armas de Juan Pablo II (1978-2005), esta marca el lugar donde le dispararon al Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, apenas cinco días antes de cumplir sesenta y un años.

Era miércoles, día en que el Papa celebraba su audiencia semanal en la Plaza de San Pedro. Juan Pablo II acababa de entrar en la plaza en un automóvil abierto (el llamado papa-móvil) cuando Mehmet Ali Ağca, un turco de veintitrés años, disparó y con uno de los tiros le dio al papa en el abdomen y otro su mano izquierda. Las otras balas alcanzaron a dos transeúntes inocentes.

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El papa pasó tres semanas en el hospital pero se recuperó.

Mehmet Ali Ağca, que había escapado de una prisión turca después de recibir una cadena perpetua por asesinar a un periodista, disparó cuatro veces con una pistola de 9 milímetros. Dos golpearon al papa en la parte inferior del intestino, uno en el brazo derecho y otro en el dedo índice izquierdo. Dos espectadores también resultaron heridos.

Se suponía que el cómplice de Ağca, Oral Çelik, desencadenó una explosión de diversión para cubrir su fuga, pero perdió el valor y huyó. Ağca fue abordado y arrestado mientras el papa fue trasladado de urgencia al hospital.

En 1983, Juan Pablo II visitó a su aspirante a asesino. Tuvieron una conversación privada y surgieron como amigos. El Papa se mantuvo en contacto con la familia de Ağca durante el encarcelamiento de este último, y en 2000 solicitó que lo perdonaran.

La solicitud fue concedida. Ağca fue liberado y deportado a Turquía, donde fue encarcelado por la cadena perpetua de la que había huido décadas atrás.

Se convirtió al cristianismo mientras estaba encarcelado, y finalmente fue liberado en 2010.

En diciembre de 2014, regresó a Roma y depositó dos docenas de rosas blancas en la tumba del papa.