La Fiscalía General de Estados Unidos, encabezada por Pam Bondi, anunció la acusación formal de tres personas involucradas en una serie de actos de vandalismo y terrorismo interno dirigidos contra Tesla, la compañía de automóviles eléctricos fundada por Elon Musk.

El ataque, calificado como una «ola de terrorismo interno», ha puesto en alerta tanto al Departamento de Justicia como a las autoridades federales, quienes han prometido aplicar todo el peso de la ley sobre los responsables.

Un ataque coordinado contra los activos de Tesla

La acusación se refiere a incidentes en los cuales los tres imputados lanzaron cócteles molotov contra vehículos de Tesla y estaciones de carga en diversas ubicaciones de Estados Unidos, en lo que parece ser un ataque planificado y dirigido a los activos de la empresa.

En un comunicado oficial, el Departamento de Justicia detalló que uno de los acusados fue arrestado tras un ataque contra un concesionario de Tesla en Salem, Oregón, mientras que otro individuo cometió actos similares en Loveland, Colorado.

Además, un tercer acusado fue detenido después de incendiar estaciones de carga en Charleston, Carolina del Sur, mientras expresaba mensajes incendiarios contra el presidente Donald Trump.

Las repercusiones legales y la advertencia del Departamento de Justicia

El Departamento de Justicia de EE.UU. no ha revelado la identidad de los tres acusados, pero ha asegurado que los cargos que enfrentan podrían resultar en sentencias de entre 5 y 20 años de prisión.

Pam Bondi, Fiscal General, declaró que estos actos no solo representan un grave ataque a Tesla, sino que también constituyen una amenaza a la seguridad pública.

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El contexto político detrás de los ataques

La ola de ataques a Tesla se produce en un contexto de creciente polarización política en Estados Unidos. Elon Musk, un prominente aliado del presidente Donald Trump, ha sido blanco de críticas y, a la vez, de apoyo por su postura política.

La semana pasada, Trump ofreció su respaldo a Musk en un momento delicado para la empresa, que enfrenta dificultades financieras y ha sido objeto de llamados al boicot por parte de algunos sectores políticos. Además, la Casa Blanca ha señalado que la violencia contra los empleados de Tesla es inaceptable, resaltando la importancia de proteger tanto los bienes como la seguridad de los ciudadanos, sin importar sus inclinaciones políticas.