El próximo domingo se realizará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala, y el Ejército ha decidido enviar a cientos de militares a diferentes zonas del país para resguardar el proceso electoral.

El Ejército  de Guatemala afirmó que esta medida tiene como finalidad “mantener la gobernabilidad, la paz y la tranquilidad de la población”

No obstante, algunos actores de la sociedad civil han manifestado su inquietud por lo que interpretan como un mensaje de intimidación del Estado ante el favoritismo del candidato opositor, Bernardo Arévalo.

Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, expresó que le sorprendía que en un contexto donde se habla de fraude, golpe de Estado y otras acciones antidemocráticas se estén realizando operativos militares. “Esperemos que no pase a más. Preocupa que Guatemala no vive una situación de emergencia nacional que justifique la presencia de militares por todo el país; enfatizó que de alguna manera, puede ser un mensaje de presencia estatal en todo el territorio”, señaló en entrevista para El Universal.

Por otro lado, Sandra Torres, candidata oficialista de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), contó con el apoyo de la mayor organización de militares veteranos del país. Junto con los militares, Torres calificó a su rival político como “una amenaza para la democracia y para las familias”. Asimismo, aseguró que si Arévalo llega a la presidencia, disolvería al Ejército, legalizaría el matrimonio igualitario y promovería la expropiación de la propiedad privada. “No queremos comunismo”, exclamó.

Según una encuesta realizada por la empresa CID Gallup y la Fundación Libertad y Desarrollo, publicada el 16 de agosto, Bernardo Arévalo tiene una amplia ventaja sobre Sandra Torres para ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala. El candidato del Movimiento Semilla obtuvo el 50 por ciento de la intención de voto, mientras que la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza alcanzó el 32 por ciento. El 18 por ciento restante se repartió entre el voto nulo, el voto en blanco y los indecisos .

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