En una decisión que ha sacudido las relaciones internacionales, Israel ha rechazado el pedido de Estados Unidos de suspender la prometida invasión por tierra a la ciudad gazatí de Rafah. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, regresó de Oriente Medio con las manos vacías tras no lograr persuadir al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de detener la ofensiva. Netanyahu ha dejado en claro que Israel está dispuesto a “hacerlo por su cuenta” si es necesario, considerando a Rafah como el último reducto de Hamas.

Sin embargo, la presencia de más de un millón de palestinos desplazados en Rafah, huyendo de la guerra en otras partes de Gaza, presenta un dilema humanitario y político para la comunidad internacional. A pesar de las diferencias entre Israel y Estados Unidos, el gobierno de Biden continúa brindando apoyo militar y diplomático a Israel en medio de la crisis en Gaza.

La situación se ha vuelto cada vez más tensa, con más de 32.000 personas fallecidas y una crisis humanitaria en aumento. Israel sostiene que no se puede derrotar a Hamas sin ingresar a Rafah, a pesar de las preocupaciones sobre la seguridad de los civiles y el acceso a la ayuda humanitaria. Netanyahu ha declarado que busca formas de desalojar a los civiles de las zonas de combate y atender las necesidades humanitarias de la población en Gaza, que enfrenta inseguridad alimentaria y una inminente hambruna en el norte de la región.

Posición de Estados Unidos

Por su parte, Blinken ha expresado que Estados Unidos comparte el objetivo de Israel de derrotar a Hamas, pero ha señalado que una gran operación por tierra en Rafah no es la mejor manera de lograrlo. Ha advertido que Israel enfrenta un aislamiento creciente si continúa con sus planes de invasión.

La situación en Rafah ha complicado las negociaciones para llegar a un acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamas. A pesar de los esfuerzos de Blinken y la comunidad internacional, una resolución respaldada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU fue vetada por Rusia y China, lo que ha generado críticas y preocupaciones sobre el futuro de la región.

En medio de esta tensa situación, Israel se mantiene firme en su decisión de avanzar en su ofensiva en Rafah, desafiando las advertencias y llamados internacionales. El destino de Gaza y su población civil pende de un hilo mientras las fuerzas en conflicto se preparan para un posible enfrentamiento en el último bastión de Hamas.

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