La gripe aviar ha causado la muerte de más de 1.000 lobos marinos a lo largo de la costa de Argentina, comenzando con los primeros casos detectados en Tierra del Fuego a principios de agosto y luego extendiéndose hacia el norte, alcanzando puertos como Quequén y Mar del Plata en la provincia de Buenos Aires.

Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se han reportado 1.091 muertes de lobos marinos desde el inicio del brote, incluyendo tanto lobos marinos de 1 pelo como de 2 pelos.

En las últimas tres semanas, se registraron aproximadamente 300 muertes de lobos marinos por semana, con un aumento notorio en las costas de Río Negro.

Además, se confirmaron dos casos de elefantes marinos fallecidos por el virus en la reserva de Punta Tombo, en la provincia de Chubut.

Este brote de gripe aviar se originó en aves silvestres en febrero y se propagó posteriormente a aves de corral en diferentes provincias de Argentina, lo que llevó a la pérdida temporal del estatus de «libre de gripe aviar» en aves de corral del país.

Sin embargo, se logró controlar la propagación en granjas comerciales en julio, recuperando el estatus en agosto. A pesar de la preocupación inicial, el Ministerio de Salud de la Nación ha registrado 21 casos sospechosos de transmisión a humanos, todos descartados según el último Boletín Epidemiológico.

La causa de la infección masiva de lobos marinos sigue siendo un misterio. Se barajan diversas hipótesis, incluyendo la transmisión a través de aves silvestres enfermas que cohabitan con los lobos marinos o la posibilidad de transmisión entre lobos marinos, aunque esta última aún no se ha confirmado.

También se plantea la persistencia ambiental del virus en condiciones específicas de salinidad y temperatura.

La cepa involucrada pertenece al clado 2.3.4.4b, que ha circulado globalmente desde finales de 2020 y ha afectado a aves y mamíferos en distintos países, incluyendo a lobos marinos en Perú, Chile y España.

La propagación del virus de la gripe aviar en la región de las Américas ha sido motivo de preocupación, con alta mortalidad y cambios genéticos similares a cepas previas detectadas en otras partes del mundo.

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