El enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, instó a las nuevas autoridades sirias a prevenir un ciclo de represalias y venganzas en un país que permanece profundamente dividido, a pesar de las esperanzas de una transición política.

Preocupaciones de seguridad y derechos humanos

Durante una reunión del Consejo de Seguridad, Pedersen destacó informes preocupantes sobre muertes en tiroteos y malos tratos durante detenciones por parte de las autoridades de transición, además de casos de secuestros y saqueos contra residentes.

Pedersen enfatizó que las autoridades de transición niegan cualquier política de venganza, tomando medidas para que los responsables rindan cuentas.

Compromisos del gobierno interino

El presidente interino Ahmad al-Shareh, quien reemplazó a Bashar al Asad en diciembre, prometió evitar actos de venganza, especialmente contra la comunidad alauita.

No obstante, Pedersen advirtió sobre el riesgo de que incidentes aislados se transformen en un ciclo de represalias.

Contexto socioeconómico y político

El enviado de la ONU también expresó la preocupación de los residentes por prácticas discriminatorias contra mujeres y decisiones que exceden las competencias de las autoridades de transición.

Del mismo modo, Pedersen solicitó acciones significativas para aliviar las sanciones y promovió una transición política creíble en Damasco.

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