La princesa Marta Luisa de Noruega ha contraído matrimonio en segundas nupcias con el autoproclamado «chamán» Durek Verrett, originario de Estados Unidos. Marta Luisa, de 52 años, es conocida por sus creencias en la clarividencia y la comunicación con ángeles, mientras que Durek, de 49 años, se presenta como un «chamán de sexta generación» que promueve terapias alternativas y vende un medallón denominado «Spirit Optimizer» por un precio exorbitante.

La ceremonia, que tuvo lugar en un hotel en Geiranger, un pueblo turístico de la costa oeste, fue seguida de cerca por aproximadamente 350 invitados, incluyendo a miembros de la familia real noruega y la princesa heredera Victoria de Suecia.

Marta Luisa, vestida con un tradicional vestido de novia blanco, y Durek, luciendo un traje negro con un cinturón dorado, se casaron según la liturgia de la Iglesia luterana de Noruega. Sin embargo, el matrimonio ha sido objeto de críticas y controversias en Noruega.

Durek Verrett asegura haber estado casado con la princesa en una vida anterior, y ha causado polémica con sus afirmaciones pseudocientíficas, como la idea de que el cáncer es una elección y la promoción de ejercicios para «borrar la huella» vaginal de las mujeres.

Su medallón «Spirit Optimizer» también ha sido objeto de escrutinio, con la afirmación de que habría contribuido a su recuperación del covid-19. Además, Marta Luisa ha sido criticada por incumplir su compromiso de renunciar a sus funciones oficiales en 2022, especialmente al vender productos relacionados con su posición de princesa.

Algunos expertos en la realeza han cuestionado la continuidad de su título de princesa y el impacto negativo que su matrimonio con Durek ha tenido en la monarquía noruega. A pesar de las críticas y controversias, la popularidad de la familia real en Noruega ha disminuido, con un descenso del apoyo alrededor del 14% desde 2017.

El rey Harald, padre de Marta Luisa, ha tratado de restar importancia a la situación, atribuyendo las discrepancias a un simple «choque cultural».

En tanto, la pareja ha vendido los derechos exclusivos de foto y video de su boda a la revista ¡Hola! y a Netflix, lo que ha generado aún más controversia en el país escandinavo.

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