El suministro de productos médicos esenciales para tratar enfermedades como el VIH y la malaria se ha visto gravemente afectado por la suspensión de la ayuda externa del Gobierno de Estados Unidos, según información fuentes del sector. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) realiza pedidos anuales por casi 600 millones de dólares para medicamentos, pruebas diagnósticas y equipos preventivos como mosquitos, dentro de uno de los mayores contratos de suministros médicos relacionados con el VIH, la malaria y la salud reproductiva.

Sin embargo, la suspensión ha detenido los pedidos y pronósticos, especialmente aquellos realizados con meses de antelación. Esto podría tener consecuencias importantes en las entregas, los costos y los plazos, según expertos en la cadena mundial de suministro sanitario. Empresas líderes en el sector, como Abbott de EE. UU., Roche de Suiza y Cipla de India, se verán afectadas, junto con otras como Hologic, Viatris, Hetero y Aurobindo, afirmó una fuente a Reuters.

«Estamos monitoreando la situación. Nuestra prioridad es asegurar que los pacientes tengan acceso a nuestras pruebas y tratamientos en todo el mundo», declaró un portavoz de Roche a Reuters. Las demás empresas no respondieron a las solicitudes de comentarios, y el Departamento de Estado de EE.UU. UU. tampoco ofreció una respuesta inmediata.

El impacto en los tratamientos contra el VIH y la malaria

Se espera que los medicamentos, pruebas y herramientas preventivas para combatir el VIH y la malaria sufran retrasos significativos, lo que afectará a millones de personas en todo el mundo que dependen de estos tratamientos. La incertidumbre sobre los pedidos futuros ha generado preocupación en la industria, ya que incluso aquellas empresas que han acumulado materias primas o capacidad de fabricación reservada también se verán afectadas. En resumen, la suspensión de la ayuda de EE. UU. ha causado un impacto global en la cadena de suministro de productos médicos esenciales para combatir enfermedades como el VIH y la malaria, poniendo en peligro el acceso a tratamientos vitales para millones de personas.

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