En un impresionante acto de valentía y resistencia, la activista iraní Narges Mohammadi fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en Oslo, Noruega. Sin embargo, debido a su encarcelamiento en la prisión de Evin en Teherán, no pudo recibir el prestigioso premio en persona. En su lugar, sus mellizos de 17 años, Ali y Kiana, aceptaron el reconocimiento y leyeron un poderoso discurso que transmitió desde la cárcel.

Durante la ceremonia en el ayuntamiento de la capital noruega, los hijos de Mohammadi, vestidos de negro en señal de protesta, expresaron su rechazo al «régimen religioso tiránico y misógino» de Irán.

Mohammadi es eje central del activismo feminista

En su discurso, la activista criticó el uso obligatorio del velo para las mujeres y la pena de muerte en su país natal. Además, hizo un llamado a la comunidad internacional para que tome medidas más sólidas en defensa de los derechos humanos.

Mohammadi se convirtió  en figura central en el movimiento de protesta Mujer, Vida, Libertad en Irán, el cual surgió tras la muerte, bajo custodia policial, de Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años acusada de transgredir el estricto código de vestimenta impuesto en el país.

«Como mujer iraní, me siento orgullosa y honrada de contribuir a esta civilización, que hoy es víctima de la opresión de un régimen religioso, tiránico y misógino», afirmó Mohammadi.

Mohammadi denunció la República Islámica de Irán como una entidad completamente ajena a su «pueblo». Reveló la brutal represión, el control del sistema judicial, la propaganda y la censura, el nepotismo y la corrupción que caracterizan al régimen.

Su trabajo es reconocido a nivel mundial

Mientras la activista era homenajeada en Oslo, ella misma inició una huelga de hambre en solidaridad con la comunidad bahaí, la mayor minoría religiosa en Irán, que enfrenta discriminación en varios aspectos de la sociedad. Por otro lado, los padres y el hermano de Mahsa Amini tenían previsto recibir el premio Sájarov, que se concede a título póstumo, en una ceremonia en Francia. Tristemente, las autoridades iraníes les negaron el permiso para viajar.

El reconocimiento internacional a Mohammadi destaca su valentía y su dedicación a la lucha por los derechos humanos en su país. A pesar de estar encarcelada, su voz sigue resonando y su activismo inspira a personas de todo el mundo.

La entrega simbólica del Premio Nobel de la Paz desde prisión representa no solo el reconocimiento a su arduo trabajo, sino también una llamada urgente a la comunidad internacional para que actúe en defensa de los derechos y la libertad de todos los iraníes.